viernes, 24 de abril de 2020

Cuarentena Día 40

Ayer estuve todo el día en pijama. No es que no hice nada, pero no me saqué el pijama en todo el día.
Me levanté a las 8.30, desayuné, ayudé a los chicos a hacer su Zoom con las maestras, corregí un post, dormí a Guada, hablé con un cliente, mandé un mail conectando a dos personas, interactué con el grupo de Whatsapp de amigos, con mi grupo 2 de compañeros de master para preparar el trabajo en grupos, hablé con un profesor, contesté un mail a una alumna, vi un video con una entrevista a la respnsable de experiencia de consumidor de Farmacity, preparé un trabajo para la clase, subí al Drive de la materia las clases del miércoles, leí un texto y tuve una clase de 7 a 10 y hablé con Pablo.
Todo eso en pijama.
Siento que ya me recibí de cuarentenial, 24 horas en pijama.
Agus dice que se dio cuenta pero no me lo dijo, para que no me sintiera mal. Y que no está mal, siempre y cuando no sea más de un día. Pedro también me dijo que no me había cambiado. Yo no le contesté.
Es una buena manera de cumplir cuarenta días confinados. Un día entero en pijama.
Hoy me levanté, me bañé, me puse ropa limpia y me vestí como corresponde.
A la noche vamos a pedir comida para festejar que hace 40 días que no salimos de casa.

miércoles, 22 de abril de 2020

Cuarentena Día 38

Estoy detonado. Anteayer hizo calor. Cualquiera. Salir a la calle me da cada vez más bronca. El ritual de ponerse la ropa, salir, volver y desinfectar me tiene las bolas llenas. Hoy bajé a la calle y me había olvidado el barbijo. Tuve que volver a subir a buscarlo para estar en regla con Larreta.
Los chicos descubrieron que la computadora puede hacer cosas maravillosas. Ahora me la tengo que turnar con Pedro, que se junta de 5 a 7 con sus amigos a jugar Roblox y hacer Zoom. También ahora hay Zoom con las maestras. Hoy Joaqui tuvo uno con sus maestras de castellano a las 9.30 y Pedro otro con su maestra de Lengua a las 10.10.
A la tarde escuchamos con Agus a los amigos de Pedro conversar sobre una probable infiltración de mujeres en el grupo de Whatsapp Capos 4to. "La regla más importante es que no hay que contarle a las mujeres", dijo Nacho. "Es la única regla". Argumentaba que si las mujeres de la clase se enteraban que los varones tenían un grupo privado de Whatsapp iban a querer entrar "y le van a explotar el teléfono al papá de Timo" (?!). Además, creía que le iban a querer cambiar la foto de perfil y el nombre al grupo "por uno de mujer". Sólo se le puede contar a las hermanas. Joaquina ya lo sabía porque estaba al lado escuchando todo. Jugaba al Roblox igual que Pedro. Hace casi todo lo mismo que Pedro, su ídolo.
Me gusta levantarme temprano. Entre las 7 y las 7.30, a veces. Empiezo a preparar el desayuno y veo cómo van cayendo los demás. Casi siempre la primera que llega es Joaqui, con Zorrito.
Ayer Joaqui dibujó a Zorrito.
Guada baila. Le gusta todo lo que tenga ritmo. Está intensa y un poco molesta. Creemos que es porque le salieron los dientes.
Agus ordena, pinta cuando puede. Hace tutoriales para enviarles a sus alumnas. Ayer Joaquina le filmó uno. La mitad del video es un plano corto de una huevera.
Bajamos al garage a andar en bicicleta. Lo descubrimos de casualidad, cuando me di cuenta de que hacía un mes que no prendía el auto. Fuimos a verlo abajo y de paso Agus me pidió que le baje la bicicleta a Pedro y la guarde en el baúl así no molestaba. Cuando Pedro entró y vio esa pista de práctica larga y oscura y privada no se bajó de la bicicleta. Un día después se le sumó Joaquina, con un monopatín. Hoy ya es un ritual. Si no bajamos al garage después de almorzar, aunque sea un rato, hay drama.
Hablando de drama. Ayer Joaqui entró en crisis. Después del guitarragate, se puso MUY celosa de Agus cuando se metió en una videollamada con Marcela, su profesora de arte. Sólo se calmó un rato después cuando pusimos El Grinch.
Creemos que los chicos están empezando a cansarse. Están un poco más fastidiosos, es lógico. Mañana les dijimos que no usen pantallas.
Esta no es mi mejor semana ni a palos.

domingo, 19 de abril de 2020

Curentena Día 34

Ya no me gusta tanto salir. Dejó de ser mi válvula de escape. El costo de estirar las piernas es muy alto. Lo que más me molesta es desinfectar toda la compra. Pero también me rompe las pelotas tener que usar barbijo.
Además, la gente está de mal humor en los locales. En los supermercados más grandes es sólo sensación. Pero en el Carrefour Express de abajo es información. Charly, el que más habla, putea porque no les dieron el bono que esperaban. Gaby, la gerenta, se queja de todas las medidas que tienen que tomar. Marcelo, el más adulto, dice que ya todo es cualquier cosa. Hoy a las 11 no podía abrir porque su compañero no llegaba "y nadie le dice nada, qué le vas a decir".
Sebas, otro de los que trabajan ahí, no está viniendo. Se murió su hermanito. De cáncer. Me contó todo el lunes pasado, la operación, que tenía sólo 13 años, y que lo habían operado y estaba en coma. De cómo estaban sus padres y su otro hermanito de 14. "No vengas", alcancé a decirle torpemente. "Ya me tomé unos días la semana pasada, si sigue así mañana le aviso a la gerenta que me quedo en casa". Hoy Marcelo me confirmó el fallecimiento.
Volví a armar el rompecabezas. Vamos a ver si podemos terminarlo antes del 12 de mayo, por decir algo.
Los chicos juegan y hacen cartas. Agus limpia y lava. Guada duerme, come y llora. Total normalidad.
Ayer pude grabar otro episodio del podcast por Zoom. Se me hizo un poco largo, va a haber que editarlo mucho.
La facultad y los trabajos me tienen cansado. Pero estoy contento. Me gustaría tener más tiempo para compartir con Agus.

viernes, 17 de abril de 2020

Cuarenena Día 32

Dejé de armar el rompecabezas. No lo abandoné, simplemente lo dejé. Hace cuatro días que no coloco una ficha. Aunque sigue ahí sobre la placa de fibrafácil para mí es invisible. Es más, me acabo de dar cuenta de que pasó tanto tiempo. 
Cuestiones del cuarentenismo que van en contra de mi personalidad obsesiva. En otro contexto, no hubiera resistido que pase más de un día sin armar. Me hubiese quedado despierto hasta las 4, 5 de la mañana armando y desarmando, hasta que mi vista se nuble y el cerebro se me apague. Hoy, simplemente, no me importa que el rompecabezas que empezamos a armar cuando Agus todavía estaba en el hospital ni siquiera asome como algo medianamanete resuelto. 
Joaquina tacha todos los días la fecha en un calendario de Shreck pegado en la cocina. Gentileza Solo Deportes. No lo empezó a hacer ahora. No tacha los días contando como preso. Lo hacía desde antes. En realidad, lo empezó a hacer Pedro. Ella se copió, como se copia de casi todo lo que hace Pedro. En un momento Pedro dejó de marcar, se aburrió, pero ella siguió. 
Pedro tiene un grupo de Whatsapp que se llama "Capos4to + emoji con anteojos de sol". Lo armó su amigo Facu. Nacho pidió incorporar a varios que no estaban en el grupo. Timo se resistió pero al final vi que entraron Nico, Benja y creo que también Pedro P, el otro Pedro. Todo esto lo sé porque el grupo está en mi celular. A las 5 o antes casi todos los días se juntan a jugar Roblox y es difícil sacarlos. 
Guada come y duerme. A la mañana es cuando le cuesta más la vida. Está fastidiada y araña como si fuera un gato. Hay que cortarle las uñas. 
Agus limpia, ordena y ordena. Y trata de mantener el Taller a flote. Es complicado, las alumnas, casi todas, se hacen las boludas. Inventamos actividades para darle continuidad y tenemos que hacer más video. 
En la clase de ayer y en otras también uno de los profesores de la maestría -que me parece un capo y muy buen profesor- hablaba todo el tiempo de "big deita". Me molesta tanto que se pronuncie big deita y no big data como cuando el otro día alguien decía pouer point y no pauer point. 

miércoles, 15 de abril de 2020

Cuarentena Día 30 bis

Ayer a la noche -o sea, hace 4 horas- mientras me desvelé descubrí que también hay muchísima gente despierta tarde.
Recibí un "me gusta" a un comentario que dejé a las 12 a las 2.21.
Otro me puso like a un comentario también a las 2.34.
Un amigo reenvió un video al grupo de Whatsapp "Amigos a las 2.46.
¿Qué hace esta gente despierta a esa hora? ¿Alguien más con problemas de sueño? ¿Siempre es así o solo en cuarentena?

Cuarentena Día 30

Estoy desvelado. No puedo dormir. Y tengo frío.
Es la primera vez que me pasa desde que empezó la cuarentena. Me acosté a las 12, después de preparar la clase de mañana y antes de eso de haber cursado tres horas online. Comí las milanesas con puré a las 22.30 con Agus, que me había esperado para cenar juntos. A las 11 me vine a la computadora a preparar la clase de mañana y habré estado acá una hora.
Pasaron dos horas desde que acosté en la cama con sábanas nuevas. No tomé nada esta vez, porque temí que si lo hacía mañana a las 7 me iba a costar o, peor aún, ser imposible levantarme.
Ahora estoy como Chandler cuando tuvo que decir que estaba de acuerdo y lo mandaron a Tulsa por bobo.
Tengo miedo de no levantarme y eso no me deja dormir.
Google Classroom es muy linda pero no funciona bien. Tiene malísima UX.
Pedro y Joaquina juegan juntos, hacen Zoom con sus amigos y juegan al Roblox en grupos. Pedro es abierto para integrarla a Joaquina y Joaquina es muy divertida, así que sus amigos, aunque sea más chica y mujer, la aceptan.
"Chicos, nadie mate a Escuadrón Flash porque me retan".
Escuadrón Flash es el nick de Joaquina en Roblox. Un día se puso a llorar porque los amigos de Pedro la mataban y desde entonces Pedro quedó atado de manos. Pero nadie se queja de eso y Joaquina sigue jugando con el grupo de varones tres años más grande que ella. Debe ser muy divertida para que la acepten, insisto.

Mañana todos tenemos que salir a la calle con tapabocas. Si no, multa. Andá a cagar, Larreta. Váyanse todos a cagar. Se dice barbijo.

lunes, 13 de abril de 2020

Cuarentena Día 28

Estoy saliendo a la calle una o dos veces por día. Me cambio, me pongo ropa de calle. Ropa contaminada que después cuelgo en el perchero de casa. Un jean, un sueter y las zapatillas que quedan confinadas en el hall de entrada del departamento cada vez que vuelvo. De ahí me desinfecto, o sea, me lavo las manos y después me baño. Y, la peor parte de todas, le paso alcohol a todos los productos que me compré. Me cambio, me pongo ropa limpia. Si vuelvo a salir, ese u otro día, el proceso inverso. Me saco la ropa limpia y me pongo la ropa de calle.
No considero que salir a la calle sea un acto de valentía. No soy el eternauta, ni siquiera Charles Ingalls que sale a cazar liebres para llevar el pan a la mesa. Más bien lo considero un ejercicio de libertad. Es el momento del día en el cual puedo estirar un poco las piernas. 
A la mañana me levanto generalmente primero. Estoy escuchando mucho "Ya no mires atrás", el disco postumo de Spinetta. Lo pongo a la mañana mientras todos se van levantando y llegando a la cocina. Ayer, Joaqui le dijo a Agus que le gustaba despertarse con esa música tranquila. Pedro, en cambio, llegó de mal humor quejándose de que lo levantaron con "esa música malísima". 

domingo, 12 de abril de 2020

Cuarentena Día 27

Pascuas 2020. Pedro solo hizo un comentario de que no podíamos salir. Enseguida se le pasó. Cociné huevos revueltos para el desayuno, hicimos un asado: chorizo, morcilla, asado de tira y una carne que parecía ser vacío, aunque no estoy seguro. Estaba rico y a todos les gustó. Comimos en el balcón. De postre huevo de pascua Kinder y Nugatón. Filmamos los unboxing.
Juegamos al Deuda Eterna, un juego de mesa parecido al Monopoly, pero más injusto.
A la noche practicamos guitarra. Vimos el tutorial de la maestra de Pedro. Decía que había que poner el punto de los hojalillos pintados en donde van las notas. Amarillo es LA, verde es RE, Mi7 azul.
Joaquina entró en crisis. Ella es la que más disfruta la música en toda la casa. Cuando pasaba el tiempo y ella no podía tocar también se enojó, se ofendió, lloró y se fue. Recién a la media hora pude tranquilizarla. Nos encerramos solos en el cuarto con la guitarra y tocamos un poco. Con dos minutos de aprendizaje de guitarra se le pasó el enojo.

sábado, 11 de abril de 2020

Cuarentena Día 26

Le robé el diario a la vecina de al lado. Para peor, le robé el diario y no lo leí. La vecina me parece que no está, se fue a pasar la cuarentena a lo de su novio, o a lo de algún pariente. Los diarios se acumulan en la puerta y yo le saqué el diario del sábado el domingo a la noche para leerlo. Cuando vi que nada de lo que venía adentro me interesaba lo dejé al lado del tacho de basura, armado para tirar.
En realidad cuento esto porque lo que viene ahora me da mucho más vergüenza que robarle el diario a la vecina. De hecho, espero que esto no lo lea nadie, menos Agus, quien me mataría de enterarse.
Ahí va: también me robé comida del supermercado. Todo pasó durante la cuarentena.
Primero me robé una palta. Pasé por la caja de autoservicio de Disco y marqué una palta en vez de dos. Hay que marcarlas a mano con un papel plastificado. Marqué una, llevé dos. Lo hice primero porque me daba bronca el precio de las paltas, 69 pesos cada una, pero sabía que estaba mal. Nadie me revisó.
Después volví otro día y me llevé unas presas de pollo que no se marcaban porque el código de barras estaba mojado. Ahí escuché que el supervisor le dijo al guardia de seguridad "Revisá a ese" "¿A este?" La requisa fue muy leve, solo se fijó así nomás cuántos productos había.
Lejos de amedrentarme la maniobra una o dos veces más, ya no me acuerdo con qué.
Ahora, en plena Pascua de reflexión, me siento mal, obvio. ¿Qué tengo que hacer? ¿Ir a Disco y pagarle al señor Cencosud una palta overpriced? El ejemplo es pésimo, pero me sigue dando bronca todo. Las cuentas se acumulan y la comida, bueno, hay que comprarla. Como católico culposo no me siento para nada bien con esto.
Voy a devovlerle el diario a la vecina.

jueves, 9 de abril de 2020

Cuarentena Día 24

Empiezo a creer que esta cuarentena me conviene. hace medio año, en un rapto de optimismo, tomé una decisión algo arriesgada: me anoté para empezae a cursar una maestría a partir de marzo todos los martes y jueves de 19 a 22 y los sábados de 10 a 13.Además, los miércoles a la noche doy una clase en otra universidad. Y además, Agus dicta su taller de arte los martes y jueves casi en el mismo horario en que curso yo. Y además -de esto me enteré recién cuando empezó la cursada- la carga de tareas y trabajos en grupo fuera de clase es muy alta.
En una situación normal estaría reventado y probablemente lamentando la decisión. Gracias a que tenemos que quedarnos en casa y que las clases presenciales se convirtieron en virtuales la puedo pilotear un poco mejor.
El martes tuve una clase que terminó 10.30. Después de comer dos rapiditas me propuse preparar la clase del otro día, la mía. A las 11 Guada se despertó y recién a la 1.30 se volvió a dormir. Yo lo hice  a las 2 y ayer me levanté a las 7 para preparar por fin la videoclase.d
Hay una canilla de la cocina que gotea. y el baño de servicio se llenó de humedad. Nunca tuvimos problemas con el departamento en cinco años. Hasta que se guardan todos compulsivame, incluso los plomeros. Otra ironía del destino, y van.
Ah, el teléfono se arregló. Hoy me lo trajeron. ¿Presupuesto? 9000 pesos, pagando en efectivo.
Estamos bien. Los cinco.
Y los dos de arriba también.
Estoy empezando a pensar que muy probablemente voy a cumplir cuarenta años encerrado en casa.
Fin de la cita.

martes, 7 de abril de 2020

Cuarentena Día 22

Joaquina desarmó el rompecabezas entero.
En realidad, no entero. Tiró a la mierda todas las fichas que estaban armadas y apoyadas sobre la placa de fibra fácil donde lo estamos armando. No fue a propósito, ni siquiera fue su culpa. Ella estaba copadisima haciendo una videollamada con sus abuelos. La placa de fibra fácil estabas apoyada sobre un baúl de madera. Ella se apoyó con el peso de su cuerpo sobre la parte de la placa que sobresalía. La ley de gravedad hizo el resto.
Volaron por el aire las 150 piezas que ya estaban armadas. Yo no me enojé. Al contrario de lo que podía suponer el episodio me vino bien para rearmar el rompecabezas y reacomdar las ideas. Dejé de preocuparme por los bordes, esos malditoa bordes de mierda que se parecen todos entre sí. Me concentré en reconstruir la parte de abajo. Ese prado delirante de colores imposibles. Separé los verdes de los ocres y los azules de los morados. Los triángulos ocres apuntando para abajo, las flores en su lugar. Voila! Algunas horas después ya estaba todo lista la parte de abajo. Pronta. Luminosa.
Salimos a la calle con los chicos. Estuvieron más de 3 semanas sin cruzar la puerta del departamento. Les mostré la vereda vacía, nos paramos sobre la calle Parana desierta, caminamos hasta la esquina, vimos los locales que estaban abiertos: la verdulería y el Carrefour Express.
Hicimos una torta para festejar el cumpleaños de mamá. Joaquina me ayudó. La crema chantilly nunca se hizo chantilly. Batí y batí hasta que la mini pymer me quemaba la mano con la cual la sostenía. Creo que nos fue la mano con el azúcar y quedó muy pesada.
A la noche lloré.
A la mañana del otro día el tipo que se llevó mi celular para arreglarlo me dijo que necesitaba autorización para restaurar el sistema en cuyo caso se perdería la información almacenada en el dispositivo. Se la di. Más tarde me avisó que necesitaba un día más para seguir haciendo pruebas con el aparato. “Ok”, le contesté.
Creo que no lo va a poder arreglar

domingo, 5 de abril de 2020

Cuarentena Día 20

Siempre empecé armando los rompecabezas por los bordes. Así me enseñaron, y soy hijo del rigor.
Pero este rompecabezas es muy difícil de armar. Me está costando muchísimo. Sin embargo, mientras más me cuesta armarlo, más me gusta.
Es un puzzle de 1000 piezas con la imagen de la obra Der Kuss, el beso. Leí que Gustav Klimt fue una de las víctimas de la última pandemia antes de esta, la de la gripe española. Murió en 1918, creo.
La obra es un delirio de hermosa. Tiene una imagen central metalizada -que emula el oro y estañio utilizado en la obra original- con una imagen medio deforme de un hombre y una mujer. El beso entre ellos no es en la boca. El hombre le está comiendo el cuello, justo apenas abajo de la mandíbula. En la contorsión para bersarse se le dobla la cabeza más de lo que una figura humana normal podría hacerlo, y sus cuerpos de enriendan en oro y plata, posta.
El fondo de arriba es lúgubre, oscuro. Predominan tonos marrones salpicados. Pero lo más loco de la obra es la parte de abajo, el prado sobre el cual están parados los dos personajes. Lleno de colores, verdes, ocres, azules, morados, rojos, amarillos. Imagino a Klimt en su taller buscando ordenar ese caos de pinceladas. Lo consigue.
Esa parte de abajo me tiene trabado. Es difícil avanzar. Casi nadie me ayuda, aunque tampoco lo reclamo. Dos veces por día, alguien apoya algo arriba de la mesa ratona sobre la cual estamos aemadno el rompecabezas y se pierden algunas fichas. El viernes le pagué a PEdro y a Joaqui para que me buscaran los bordes que faltaban. 50 pesos por cada borde, 10 pesos por cada ficha que encontraran caídas en las adyacencias del livnig.
El viernes, cuando vi en la tele que una señora de 94 años estaba sentada desde las 7 de la mañana en la cola del banco, decidí que a la noche salía a cacerolear. La cita era a las 9.30. Agarré una cacerola de aluminio que compramos cuando nos fuimos de mochileros a Bariloche en 2003, para cocinar en el camping. Y la golpeaba con una cuchara de postre.
Mi protesta duró 30 segundos. El ruido que hacía era tan molesto que por lo menos cinco vecinos del contrafrente salieron a ver quién era el que estaba agitando tan fuerte. Aunque se oían tintineos, creo que yo era el único de mi pulmón. Me dio vergüenza y después de unos golpes volví a entrar.
Cociné un carrot cake y una torta tipo marquise, que no fue tal porque la crema nunca hizo chantilly. Por recomendación, batimos claras y le pusimos merengue.
Ayer llegué hasta lo de mis suegros, que viven a 5 cuadras. Es lo más lejos que llegué desde que no podemos salir. Les llevé naranjas, bananas y limones.
Los chicos resisten bastante bien, aunque a veces se pelean. Sobre todo cuando están con alguna pantalla hipnotizados. Pedro hizo un juego de mesa. Y después otro. Joaquina lo copió e hizo otro. Hoy jugamos a los dos. Guada duerme, come y juega. Agus se recupera y limpia la casa cada vez que puede.

jueves, 2 de abril de 2020

Cuarentena Día 16

Me siento mal. No lo puedo decir muy fuerte, porque está prohibido sentirse mal. Debe ser que ayer dormí en cueros. Estoy abombado. Mal día para sentirse mal.
Ayer dí dos clases y terminé cansado. También puede ser eso.
Hace frío, estoy en pantuflas.
Agus está bien, mucho mejor que cuando llegó.

miércoles, 1 de abril de 2020

Cuarentena día 15

Hoy estoy recaliente, enojado.Ultra-mega frustrado. Me descargo como puedo.
El otro día se rompió el teléfono. Bueno, mala suerte. Las pelotas, una real cagdada. Si hay un momento en el cual no se puede romper el teléfono es ahora, en cuarentena y con tu mujer internada.
La tecnología, mi amada tecnología, se me pone en contra. Los teléfonos se rompen, el podcast no se sube a Spotify, la sala de videoconferencia de la facultad no se abre.
Agus está en casa y recuperándose. Ya no me acuerdo si lo comenté. Limpiamos toda la casa. Tiene que estar entre algodones los primeros días. La extrañamos mucho.