domingo, 31 de marzo de 2013

Canciones que me gustan para terminar el mes

Red Hot Chili Peppers "Tear Jerker"
Todavía tengo la copia importada de One Hot Minute que me trajeron mis padres de USA a fines de 1995 por encargo de un unmigone adolescente. El disco fue injustamente criticado y en la volteada también cayó Dave Navarro, que fue convocado por los RHCP para colgarse la Stratocaster y llenar el enorme vacío que había dejado la partida de John Frusciante. A pesar de eso, el disco tiene clásicos de la banda como "Aeroplane", "Coffee Shop" o "My Friends" que los Peppers nunca tocan en vivo. Pero el tema que a mí me llamó la atención no fue uno de los cortes. Tiene un arranque raro, con Kiedis pidiendo que le suban el track un poquito, y cambios de ritmo varios. Me gusta mucho. La letra fue una trampa para mí. Porque 10 años después de pensar que era una canción de amor me enteré de que hablaba de Kurt Cobain. Toda una resignificación.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Argentina, campeón mundial de feriados

Desde que mi memoria funciona como tal (circa 1983) no recuerdo algún año con 4 feriados nacionales al hilo que, mechados con el fin de semana, conforman un combo de 6 días de vacaciones obligatorias. Creo que nunca pasó, pero tal vez alguien saque alguna estadística de la galera y me contradiga.
El Jueves Santo, Viernes Santo, el Puente y el Dia del Veterano y de los Caídos en Malvinas son apenas algunos de los 19 feriados que nos regala este 2013 loco. Estaba releyendo este post de 2010 sobre el tema (con algo de vergüenza ya me dan alguna de las frases del texto; pero bue, lo dejaré fluir). En aquel entonces teníamos 14 feriados nacionales y ya era mucho. Es decir, en 3 años los feriados los feriados se incrementaron en un 35%, crecieron a caballo de la inflación también. Nunca comenté en el blog nada sobre los clientes con los que trabajo. Esto será una excepción porque viene al caso y además la información ya fue distribuida. Se trata de un informe que hicimos en 30 países para Hoteles.com, que nos sube hasta lo más alto del podio en cantidad de feriados por país para 2013:

Argentina 19
Colombia 18
Japón 16
Hong Kong 16
Tailandia 15
Malasia 14
Rusia 12
Italia 12
España 12
Corea del Sur 12
Taiwán 12
Suecia 11
Nueva Zelandia 11
Singapur 11
China 11
Finlandia 10
Francia 10
Noruega 10
Australia 10
Estados Unidos 10
Dinamarca 9
Alemania 9
Irlanda 9
Suiza 9
Reino Unido 8
Holanda 7
México 6
Brasil 5
India 5
Canadá 5

Como muchos ya han advertido, la abrumadora cantidad de feriados nacionales compensa el desequilibrio generado por la magra licencia anual de vacaciones con la que cuentan la mayoría de los empleados del país, de apenas dos semanas. Sobre todo si se lo compara con las 6 semanas de licencia paga que tienen los rusos cada año. En fin, a disfrutar de esta tanda XL de feriados que ya empezó. Chau.

jueves, 21 de marzo de 2013

Chau verano, gracias por la tregua

El 8 de noviembre pasado subí a un auto del servicio de taxis del Aeropuerto de Ezeiza con ropa de invierno, campera incluida. La temperatura ya tocaba los 30 grados a las 8.30 de la mañana. "Cagamos, si esta es la temperatura de noviembre, ¿cómo vamos a hacer para aguantar en enero?", le dije al conductor del transporte, que me contestó con una mueca de compromiso. Pasó noviembre con unos primeros días insoportables y otros más llevadores; diciembre, con ese histórico día de Nochebuena con sensación térmica +50; y enero, que, como buen enero, trajo su oleada. Febrero, en cambio, fue raro: arrancó con todo y un día, lunes 18, la temperatura bajó, se estancó y nunca más volvió el calor extremo. Gracias. Chau verano, no estuvo tan mal este año. Hola otoño, mi estación preferida. Pase, ya lo estamos disfrutando hace unas semanas.

domingo, 10 de marzo de 2013

Elige tu propia aventura versión Pedro

Había una vez un chico que se llamaba:
Pedro 
Tito

Elige tu propia aventura versión Pedro - Pedro

A Pedro le gustaba mucho ir a la plaza a jugar. Su mamá lo llevaba a la plaza todas las tardes. Antes de salir, cargaban el bolso con la pala, el rastrillo, los baldes, los moldes y algún que otro cachivache más y partían muy contentos a encontrarse con otros chicos. En la plaza, además de chicos, también había grandes, mamás, papás, abuelos, algún perro que se colaba y hasta un payaso que venía a veces y le cobraba a los chicos 5 pesos para hacerles globos con formas de animales.
A Pedro le divertía mucho ir a la plaza porque ahí podía jugar con sus amigos con los que se prestaban todos los baldes, rastrillos y palas y compartían mucho. A veces jugaban en los toboganes, otras veces se subían a un caballo con resorte para el cual hacían cola pacientemente para esperar su turno, y otras veces se subían a las hamacas, entre otras diversiones que tenía la plaza de Pedro.
Un día, llegó un chico un poco más grande andando en un aparato muy extraño. Todos los chicos se le acercaron y le preguntaron.
-¿Qué es eso?
-Es un triciclo- respondió el chico.
-¿Un qué?
-Un triciclo. Es como una bicicleta pero más chico y tiene tres ruedas.
-¿Y para qué sirve el triciclo?
-Yo lo uso para ir a todas partes. La acompaño a mi mamá a la farmacia, al chino, voy a la casa de mis abuelos y también lo uso para ir al cole.
Todos los chicos se quedaron impresionados con el triciclo, y Pedro también. Así que esa noche fue y le pidió a sus papás que le regalaran un triciclo para el cumpleaños. Pero como su cumpleaños ya había pasado hace poco y sus Papás le habían regalado una pista, le dijeron que si se portaba muy bien, le podía pedir un triciclo a Papá Noel, que Papá Noel le traía regalos a los chicos que se habían portado muy bien durante todo el año.
Así que Pedro se portó muy bien algunos días, más o menos otros y hasta algún que otro día se portó mal. Pero cada vez que se acordaba de Papá Noel hacía un esfuerzo para portarse bien. Cuando faltaban dos semana para Navidad, sus papás lo llevaron a Pedro a conocer a Papá Noel, que recibía todos los pedidos de los chicos en un shopping. A Pedro no le gustó mucho conocer a Papá Noel, le dio un poco de miedo. Además, su Mamá dijo que tenía olor y que parecía un viejo amargado. Ah, y también se habían olvidado de escribir la cartita con lo que quería Pedro para esa Navidad (un triciclo, claro). Pero dos días después se organizaron mejor y volvieron a ir a visitar a Papá Noel, que esta vez atendía en una casa de madera y parecía que ese día estaba de mucho mejor humor que la otra vez. Hasta le dio a Pedro una bolsa con caramelos.
Y así pasaron los días y llegó el día de Nochebuena, el día antes de Navidad. Ese día hacía mucho calor, pero mucho mucho calor. Por suerte, estaban en la casa de sus abuelos y se pudieron bañar en la pileta toda la tarde. Pero llegó la noche y seguía haciendo calor, así que se volvieron a meter en la pileta mientras todos comían el postre. Y mientras estaban en la pileta, ¿a que no saben quién llegó?:
Papá Noel 
Papá Noel Papá

Elige tu propia aventura versión Pedro – Pedro/Papá Noel

Papá Noel había pasado por la casa y había dejado muchos regalos. Pedro corrió a buscar sus regalos y los abrió todos lo más rápido que pudo. Había una bata de Pepe, un piano de juguete, una mesa de trabajo con muchas herramientas, unas ojotas y algún que otro regalo menor. Pero no estaba el triciclo.
Sin embargo, sus papás le dijeron que no se preocupe, que Papá Noel a veces no daba abasto con todos los regalos que tenía que repartir esa noche y terminaba de repartir los regalos recién a la tarde del día siguiente. Así que Pedro se fue a dormir tranquilo.
A la mañana siguiente ya era Navidad y seguía haciendo mucho calor. Pedro se levantó y antes de meterse en la pileta fue a la casita de Ababo. Con mucha sorpresa, descubrió que en la casita había un paquete muy grande. Lo abrió lo más rápido que pudo y era ¡un triciclo! Con la ayuda de su Papá y de Tito también y con las herramientas que venían adentro de la caja armaron el triciclo.
Salieron a la calle a probarlo, pero Pedro se dio cuenta de que en realidad él no sabía andar en triciclo. Probó y probó y no se movía. Hasta que se acordó de una canción que había escuchado en el DVD del mono Bubba que decía “pedaleo, pedaleo, pedaleo sin parar” y se le ocurrió mover primero un pie y enseguida el otro. El triciclo se movió un poquito. Lo volvió a intentar repitiendo la acción una y otra vez y descubrió que avanzaba cada vez más. Primero un metro, después 2, después 5 y después 10. Y así aprendió a andar en triciclo. Y cada vez que tenía que ir a algún lado, iba en triciclo muy feliz.

Y colorín colorado, el cuento de Pedro y el triciclo se ha terminado.

Elige tu propia aventura versión Pedro – Pedro/Papá Noel Papá

Papá Noel Papá había pasado por la casa y había dejado muchísimos regalos. Pedro corrió a buscar sus regalos y los abrió todos rapidísimo. Había una bata de Pepe, un piano de juguete, una mesa de trabajo con muchas herramientas, unas ojotas y algún que otro regalo menor. Y también había regalos para los grandes. Pero no había ningún triciclo.
Sin embargo, Papá le dijeron que no se preocupe, que Papá Noel Papá a veces no daba abasto con todos los regalos que tenía que repartir esa noche y terminaba de repartir los regalos recién a la tarde del día siguiente. Así que Pedro se fue a dormir tranquilo.
A la mañana siguiente ya era Navidad y seguía haciendo mucho calor. Pedro se levantó y antes de meterse en la pileta fue a la casita de Ababo, que la acaban de terminar de construir. Con mucha sorpresa, descubrió que en la casita había un paquete muy grande. Lo abrió lo más rápido que pudo y era ¡un triciclo! Con la ayuda de su Papá y de Tito también y con las herramientas que venían adentro de la caja armaron el triciclo. Primero lo armaron mal, pusieron el asiento al revés, pero cuando se dieron cuenta, desarmaron todo y lo volvieron a armar bien.
Salieron a la calle a probarlo, pero Pedro se dio cuenta de que en realidad él no sabía andar en triciclo. Probó y probó y no se movía. Hasta que se acordó de una canción que había escuchado en el DVD del mono Bubba que decía “pedaleo, pedaleo, pedaleo sin parar” y se le ocurrió mover primero un pie y enseguida el otro. El triciclo se movió un poquito. Lo volvió a intentar repitiendo la acción una y otra vez y descubrió que avanzaba cada vez más. Primero un metro, después 2, después 5 y después 10 y después 342 metros, pero ya más que eso no porque era muy cansador y seguía haciendo calor. Y así aprendió a andar en triciclo. Y cada vez que tenía a ir a algún lado, iba en triciclo muy feliz.

Y colorín colorado, el cuento de Pedro y el triciclo se ha terminado.

Elige tu propia aventura versión Pedro – Tito

Tito tenía un barco con el que todos los fines de semana salía a navegar. Entonces un viernes lo llama a Pedro y le dice:
-Hola Pedro, ¿querés salir a navegar mañana?
-Sí, claro-contestó Pedro.- ¡me encanta navegar y me encantan los barcos!
Así que Pedro y Tito se levantaron temprano al otro día y fueron a buscar el barco, soltaron los cabos, enderezaron la nave y partieron hacia el mar. En el mar había muchas olas, olas grandes que subían y bajaban, subían y bajaban. De repente, asomándose entre las olas Tito descubrió una isla. Así que le comentó a Pedro.
-Mirá Pedro, ¡una isla! Vamos a ver qué encontramos.
Y pedro respondió.
-¡Sí! Vamos a ver qué encontramos.
Así que navegaron durante unos 23 minutos más y finalmente llegaron a la isla y bajaron del barco. Cuando descendieron descubrieron que la isla estaba llena de:
Duraznos 
Frutillas

Elige tu propia aventura versión Pedro – Tito/Duraznos

“¡Qué rico!”, dijo Pedro. “Me encantan los duraznos”.
Entonces empezaron a juntar duraznos. Y con todos los duraznos que juntaron se hicieron un juguito, lo compartieron y se lo tomaron todo y muy contentos volvieron al barco y siguieron navegando. Y las olas subían y bajaban. Y como estaban muy cansados, apenas volvieron al puerto, se pusieron a dormir, y durmieron 10 horas seguidas hasta la mañana siguiente.

Y colorín colorado, el cuento de Tito, Pedro y el barco se ha terminado.

Elige tu propia aventura versión Pedro – Tito/Frutillas

“¡Qué rico!”, dijo Pedro. “Me encantan las frutillas”.
Así que juntaron todas las frutillas que pudieron, trataron de no mancharse mucho (porque la frutilla mancha mucho), hicieron un juguito, lo compartieron y se lo tomaron todo y muy contentos volvieron al barco y siguieron navegando.
Y las olas subían y bajaban. Y de repente Tito encontró otra isla. Pero como estaban muy cansados, siguieron viajando. Y en el viaje de vuelta se cruzaron con el sol, que se estaba yendo a dormir, porque también estaba cansado. Así que los chicos y el sol se fueron a dormir y descansaron mucho para estar listos para seguir jugando la mañana siguiente.

Y colorín colorado, el cuento de Tito, Pedro y el barco se ha terminado.

domingo, 3 de marzo de 2013

Sarmiento, Lincoln, Spielberg, Django, Tarantino, Les Miserables, Víctor Hugo

A fines del año pasado leí una nota buenísima en el suplemento ADN de La Nación en donde el autor recreaba y recordaba parte del periplo de Domingo Faustino Sarmiento durante su primer viaje a los Estados Unidos y Europa, entre 1845 y 1847. Disfruté tanto del artículo que corrí a ver si en la biblioteca de casa estaba Viajes por Europa, África y América, el libro que compila las cartas que Sarmiento fue enviando a sus amigos contando las tropelías de su travesía de casi dos años en el viejo y nuevo mundo. "Están las obras completas", me dijo Mamá. Eran 40 volúmenes acomodados los dos estantes bajos y algunos de ellos habían sido alcanzados por la humedad. Abrí uno por uno los primeros 38 tomos hasta que conseguí dar con Viajes....
Nunca le había prestado mucha atención a Sarmiento más allá de la historia oficial, algunas Billiken de más y hasta ahí. Mis conocimientos sobre el sanjuanino eran estándar o a lo sumo apenas por encima de la media. Quería leer sobre todo esa larga carta dirigida a Valentín Alsina el 12 de noviembre de 1847 en donde el futuro presidente le cuenta los detalles pormenorizados de su experiencia americana. Me interesaba conocer de primera mano lo que pasaba por la cabeza de un argentino en los Estados Unidos en aquellos remotos mediados del siglo XIX. Y me encontré con eso y mucho más. El libro tiene momentos atrapantes y de los otros también. Hay que leerlo con cierta paciencia intentando trasladar la cabeza a la estructura de pensamiento de hace 165 años. Me imaginaba al pelado brabucón pasando largas horas de bodrios en los barcos puliendo su prosa y juntando sus notas para sacarle punta al texto final de esas cartas larguísimas. El tiempo estaba de su lado, sobraba. Viajes... tiene momentos muy interesantes que revelan el carácter vehemente de Sarmiento y su condición de visionario en muchos sentidos.
Una de las partes que me llamó más la atención fue cómo -sobre el final del capítulo de Estados Unidos- anticipa lo que estaba por venir. Todavía faltaban más de 13 años para que estalle la Guerra Civil Americana, pero el tema de la esclavitud (la "esclavatura", lo llama él) se ve que ya estaba recalentando y la guerra era una posibilidad concreta que merecía el análisis. Sarmiento reflexiona mientras comenta su llegada en un vapor que bajó por el Río Missisipi y amarró en New Orleans, una de las ciudades más retrógradas del Sur: "La esclavatura en los Estados Unidos es hoy una cuestión sin solución posible", asegura para más adelante advertir que los Estados libres son superiores en número y en riqueza a los Estados esclavos y preguntarse: "Si la guerra sobreviene ¿los negros (del Sur) irán a batirse con los blancos (del Norte) para evitar que les quiten sus cadenas?".
La guerra finalmente sobrevino y en "Lincoln", la película semi-bodrio de Steven Spielberg, es mostrada de costado. Hay una escena cortita al principio. "Buenísimo -pensé- va a ser como ´Rescatando al soldado Ryan´". Pero no. Se trata de un film de época bien hecho pero que se centra en una parte muy concreta de la historia del prócer: su obsesión por conseguir que el Congreso pase la 13° enmienda y prohiba formalmente la esclavitud antes de terminar con la guerra y antes jurar un nuevo mandato. Mucho debate político y guiños domésticos a la historia yanqui. Sentimientos encontrados: buena película, pero de Spielberg esperaba mucho más, sobre todo desde el punto de vista del entretenimiento.
Los hechos que se narran en la película ocurren en enero de 1865, antes de que Lincoln jurara un nuevo mandato y antes de que recibiera el disparo en el Teatro Ford, en abril de ese año. Sarmiento regresaría a los Estados Unidos en mayo, apenas unos días después del asesinato de Abe. Quedó tan impresionado con la figura del presidente más alto de USA (1,93m) que una de las primeras cosas que hizo a su llegada fue ponerse a escribir Vida de Lincoln, una biografía que tenia como objetivo ofrecer una visión argentina sobre la imagen gigante de Lincoln (toda la bibliografía accesible en Buenos Aires sobre el tema era europea). Del episodio concreto que se narra en la película no hay una sola línea.
Sarmiento no lo confiesa en la obra -que también rescaté de la biblioteca de casa-, pero él se sentía un poco Lincoln. Sobre todo porque ambos eran self-made men, se habían hecho de abajo, sin educación demasiado formal y habían llegado hasta lo más alto. Lincoln ya era inmortal, Sarmiento iba camino a eso, aunque sin tenerlo muy claro entonces, pero aspirando a serlo seguramente.
Un poco antes de que el cuyano retornara a Washington para hacer oficios de agregado diplomático pero un poco después de que recorriera el Missisipi en una barcaza que le dejó uno de sus mejores recuerdos del viaje, unos locos de las armas andaban dando vueltas por el Oeste. 1959. "Django Unchained", la última película de Tarantino, pretende también ser contemporánea de Lincoln y Sarmiento. El film, para mí, no logra abstraerse del siglo XXI en el que vivimos y comete el error de juzgar el pasado con categorías de razonamiento del presente. Hoy es indefendible la postura en favor de la esclavitud, pero allá por la mitad de los 1800s la cosa no estaba tan clara.
Fuera de eso, es una película de Tarantino a la que no le falta casi nada. Y ese es uno de los problemas también. Las películas de Tarantino son tan de Tarantino que parecen a veces copias de sí mismas. Cambian los contenidos pero las formas siempre iguales. Eso es bueno porque me gusta, pero malo porque se repite, cansa y se hace previsible.
Antes de pasar por los EE.UU., Sarmiento hizo escalas en Montevideo primero y en Rio de Janeiro después, para poder por fin desembarcar en Europa, en Ruan, en las costas del Norte de Francia. Era su sueño de una vida y en la carta a Carlos Tejedor no puede ocultar su emoción: "Avise usted a los míos, mi buen amigo, que he tocado tierra en Europa, que he abrazado, más bien dijera, esta Francia de nuestros sueños". Pero es cierto también, y de eso da cuenta la nota de La Nación, que Sarmiento no encontró en el viejo continente la imagen de la "civilización" que él tenía en la cabeza.
A Sarmiento lo decepcionó encontrar en Francia un país donde había gente "sucia y mal alimentada, con clases sociales demasiado separadas y estratificadas, donde la situación política era un desastre y la tecnología y la economía avanzaban demasiado despacio". En palabras del autor de Facundo, molesto por como una horda de fieritas malolientos del siglo XIX lo abordan para venderle cosas u ofrecerle hoteles apenas tocan tierra: "¡Ah! ¡La Europa! Triste mezcla de grandeza y de abyección, de saber y de embrutecimiento a la vez, sublime y sucio receptáculo de todo lo que al hombre eleva o le tiene degradado, reyes y lacayos, monumentos y lazaretos, opulencia y vida salvaje. No he podido desimpresionarme en dos días del mal efecto que me ha producido esta primera impresión".
Ese panorama desalentador que describe Sarmiento podría ser tranquilamente parte de una escena de "Les Miserables", la obra de Víctor Hugo, el musical basado en la obra y la película basada en el musical. Aunque los acontecimientos de la historia de "Les Mis" ocurren cronológicamente antes (entre 1815 y 1832), mientras el barco de Sarmiento amarraba en Ruan, Víctor Hugo ya se encontraba escribiendo su obra cumbre, que le llevó 17 terminar y que recién pudo publicar en 1862. El francés ya había publicado Notre-Dame de Paris en 1831 y Sarmiento había leído la obra.
En el capítulo de Francia de Viajes... lo nombra unas 9 veces y comenta su admiración por el autor: "Víctor Hugo me encontraba en un rincón de las faldas orientales de los Andes, dispuesto a seguirlo por el camino nuevo que venia abriendo, y la escuela moderna de historia no bien se presentó que hube desnudado mi espíritu de todos los andrajos de las interpretaciones en uso". Los personajes de la historia como Jean Valjean, Fantine y Cosette ya daban vueltas por la cabeaza de Víctor Hugo mientras Sarmiento se paseaba por París tratando de conseguir una reseña decente de Facundo. Sus destinos se cruzaron, pero recién 165 años después en este borrador de post.