martes, 28 de agosto de 2012

100% Argentina

Sucedió en marzo. Salimos a almorzar con una clienta que viene a la Argentina por lo menos una vez cada dos años desde hace 10 años. A la hora de pagar busca su cartera y saca de la billetera el papel, preguntando tímidamente: "Oye, tengo este billete que me sobró de un viaje anterior, pensé que tal vez sirva para pagar un taxi, un café, ¿cuántos dólares es ésto?". Lo primero que me sorprendió del billete no fue el valor (1000pe) sino ver la cara de San Martín. A diferencia de la representación del padre de la patria en los pesos actuales, donde se imprime la imagen de un José de San Martín joven, con largas patillas y melena, en el billete en cuestión se dejaba ver la imagen del Gen0eral ya mayor, con bigote, exiliado en Boulgne sur Mer, tal vez. Una búsqueda rápida en el teléfono permitió comprobar que la moneda no era de curso legal y que se trataban de 1000 pesos Ley 18.1888, la moneda vigente en la Argentina en el período 1970-1983, popularmente conocida como peso ley. Ergo, esta persona había sido timada probablemente en alguna otra visita a nuestro país y los 1000 pesos ley habrán colado en algún vuelto. "Qué pena, bueno, te dejo el billete para que tengas un recuerdo, a mí no me sirve entonces". La consolamos y le explicamos que ya no es tan común que se estafe a los viajeros con billetes. Le pedimos un radiotaxi para que la llame al hotel, un viaje que debería salir no más de 25 pesos. Llega el taxi y nos despedimos. A los 10 minutos suena el celular: "Oye, me dice acá el conductor que el viaje va a salir 50 pesos porque me cobran un extra de 20 pesos por el equipaje, pero yo apenas llevo conmigo una maleta pequeña". Le preguntamos al taxista que manejaba nuestro taxi, el que nos llevaba de vuelta a la oficina (también radiotaxi) y nos confirmó que de ninguna manera se cobra extra por llevar un bolso, que el pasajero tiene derecho a cargar en el auto hasta dos valijas grandes (mucho menos de lo que ella llevaba). "No Liana, dile al conductor que no le vas a pagar ese extra porque no corresponde, te está queriendo estafar". Una vez más...

jueves, 23 de agosto de 2012

Cittadinanza

Desde esta mañana la Repubblica italiana suma dos ciudadanos más a su envejecida población: Pedro y yo.

martes, 21 de agosto de 2012

Pequeño ensayo sobre cómo hacer un festejo de gol histórico

El festejo del segundo gol de Mario Balotelli en el partido de Italia contra Alemania por las semifinales de la Eurocopa, en junio pasado, ya quedó en la historia de las celebraciones. En este blog nos hemos encargado oportunamente de comentar ese festejo, festejarlo, y ponerlo a la par de los festejos de Bebeto (meciendo el bebé imaginario en USA 94) y Riquelme (haciéndole el Topo Gigio a Macri). Así como Bebeto y Riquelme tuvieron sus émulos en otros jugadores que referenciaron ese festejo para decir lo mismo, Super Mario ya tuvo sus correspondientes homenajes.
1. el japonés flacucho que no lo juna nadie pero como lo imitó en la misma semana del gol el video tuvo repercusión mundial
2. el FIFA 2013, que lo incluirá entre las celebraciones de gol (eso sí, sin hacerle sacar la camiseta al jugador para evitar comerse una amarilla)

3. el más reciente festejo de Pepe Sand para liquidar la victoria de Racing en el clásico de ayer

¿Por qué ese festejo quedará en la historia de los fesejos?
Seguramente debe haber varias razones pero una de las que me parece fueron más importantes fue el timing. Balotelli no se sacó la camiseta y posó su hercúlea humanidad en un entrenamiento, ni en un amistoso, ni siquiera lo hizo en un partido clave del Inter. Lo hizo en el encuentro por las semifinales de la Eurocopa, frente a la mirada de todo el mundo. Y después de clavar un golazo. Y ese golazo fue el segundo golazo en pocos minutos. El festejo fue dentro de todo natural, no pareció ensayado. Las coreografías no pasan a la historia porque pretenden poner al festejo por encima del gol propiamente dicho. En este caso en cuestión, el gol pedía un festejo a lo bestia. También tuvo que ver el personaje. Balotelli es Hulk, es el fanfarrón irrespetuoso, parece más un jugador de NBA que de FIFA. Y sólo a él le calzaba bien el festejo. Era la persona justaen el lugar exacto en el momento indicado. Así de simple.
No juego al fútbol en PS, pero este año me parece que voy a comprar el FIFA 2013 para aprender a jugar y poder festejar a lo Mario.

jueves, 16 de agosto de 2012

Los 80s están sobrevalorados

Ayer leía una nota de La Nación sobre el revival de los 80 en la televisión y en el cine. Otra más sobre los 80. Otra. Otra. Otra.
En una parte de la nota, la periodista ensaya sobre las razones de ser de este "fenómeno":
(...)Hollywood, con su manía de reciclar, relanzar y reempaquetar lo que ya vendió antes para venderlo de nuevo, detectó que aquellos adolescentes ochentosos ahora son adultos con la capacidad de pagar muchas entradas y una melancolía por aquellos buenos viejos tiempos que ninguna reunión de ex compañeros de colegio encontrados en Facebook alcanza a satisfacer.
Nací en 1980. Atravesé mi infancia en los 80 y mi adolescencia en los 90 así que puedo dar testimonio de las dos décadas. Durante un tiempo bastante largo, los 80 eran lo peor que le había pasado a la humanidad. Había sido la década más ridícula, frívola y vacía de contenido de la historia. Los 80 eran humillados constantemente por sus hermanos mayores, los 70 -polítizados, idealistas- y menospreciados por su hermano menor, los 90, más frescos y tecnológicos. Con el tiempo, tímidamene, la moda comenzó a rescatar algunas cosas atrevidas de los 80. Y el cine se quedó sin ideas y empezó a rescatar a los clásicos y no tan clásicos de una década prolífica. Y la música, que le había hecho la cruz al sonido ochentoso, cambió de idea en un momento; el pop de los 80 dejó de ser lo más grasa del mundo y pasó a ser divertido y hasta cool. Las dos posturas, extremas, me llevan a una reflexión obvia: los 80s nos dejaron cosas buenas y cosas malas.
Me pasé una vida entera rescatando lo mejor de la década del 80. Ahora bien, me parece que a la industria se le fue la mano con el tema del revival en los últimos años. Todos los homenajes, remakes, ambientaciones ochentosas y homenajes dejan una sensación errónea de que los 80 fueron una década inolvidable que cambió la historia de la civilazación. Y no fue así. Y por oposición, los 90 no existieron, fueron una bazofia materialista y desinteresada que le quitó las ganas de vivir a una generación entera.
Los 80 fueron unos años bastante ridículos. Eso rinde bien desde el punto de vista visual. Pero nadie quiere volver a los 80, por más de que una, dos o tres industrias nos lo quieran hacer creer.
En los próximos días me voy a poner a estudiar el tema con un poco más de profundidad y comentar punto por punto por qué me parece que los olvidados 90s fueron mejores que los 80s.
(continuará)

martes, 14 de agosto de 2012

Un recuerdo de hace un tiempo atrás

Chequear fecha de estreno (junio 2003) y valor de la entrada (6pe) para ver a Neo y compañía aterrizar en Zion.

lunes, 13 de agosto de 2012

miércoles, 8 de agosto de 2012

Un recuerdo de no hace tanto tiempo atrás

De cuando se podían comprar dólares en el banco. A $4,28.

martes, 7 de agosto de 2012

La prueba

Hace 31 años (1981) el padre era capturado por la cámara en una demostración de destreza extrema
2012: la "prueba", ahora en versión Pedro

lunes, 6 de agosto de 2012

Cama elástica

Cuando era chico (8, 9, 10 años) pasaba temporadas de verano enteras arriba de las colchonetas de la playa. Pagábamos los 20 pesos uruguayos que nos hacían dueños de la cama elástica durante 5 minutos. Era el momento para experimentar los límites de la inconsciencia. Saltar lo más alto que se podía pero no sin perder el miedo a rebotar mal sobre un borde. Andaba dando vueltas la historia del chico que había caído de cabeza sobre el borde y quedó medio turuleto. La historia, real o no, inventada por los padres o basada en hechos reales, era el freno de mano para nuestra escalada hacia el cielo. Si eras valiente te animabas a tirar la mortal. Y si eras más valiente hacías la mortal para atrás. Yo, como era el primo más grande, hacía las dos mortales. Nos hacíamos amigos del dueño y a veces nos dejaba saltar gratis.
Y resulta que más de 20 años después me vengo a enterar de que lo que estaba practicando en la playa era una disciplina olímpica. Haberlo sabido antes...