viernes, 15 de diciembre de 2017

unmigone goes New York: Seth Meyers y la gracia de la políticamente correcta América blanca


Uno de los aspectos más interesantes del viaje a New York fue la posibilidad de participar de la grabación de Late Night With Seth Meyers en los estudios NBC en Rockefeller Center.
Es algo diferente y fuera de los planes habituales del paseo estándar por la Gran Manzana con lo cual dejo acá algunas impresiones y recomendaciones acerca de la experiencia para quien quiera morderla.
Primero, conseguir tickets para sentarse en la tribuna del Late Night no es imposible. Tampoco es muy difícil, solamente algo complicado que requiere estar atentos y adelantar preparativos.
En el caso de este show (y de muchos otros de los que se graban en NY) hay que hacerlo a través de 1iota: America's premier Audience Casting and Fan Engagement Agency. Es una app o sitio en donde tras haber llenado nuestro perfil (con datos que revelan no sólo nuestra edad y sexo sino también nuestro color de ojos y estatura) permite anotarse en la lista de espera para los Morning o Late Night shows. En el caso de Seth Meyers, hay que hacerlo unas cuatro semanas antes de la fecha deseada. Ni un día antes, ni un día después.
A medida que pasan los días nos van llegando confirmaciones y declinaciones y uno acaba registrándose a las que le interesan y liberando el espacio para las que prefiere dejar pasar (nosotros dejamos pasar "Good Morning America", "The View" y otro de la mañana cuyo nombre no recuerdo una vez que nos confirmaron la posibilidad de acreditarnos para Seth el 15 de noviembre. A la vez, nos declinaron las invitaciones en "Tonight with Jimmy Fallon" (sólo se podía anotar para el ensayo del monólogo), otros de otras fechas en la mañana y del propio show de Seth para otros días que nos habíamos anotado.
Llegado el día, es necesario cumplir con las indicaciones precisas del mail. La más importante: llegar a tiempo. Hay tiempo de acreditarse en el primer piso de Rockefeller Center hasta las 7.30pm. Un minuto más tarde no se puede pasar.
En el ingreso a los estudios NBC se les entregan los tickets con un número (el 54 para nosotros) y una pulsera verde con el logo del show. Paso siguiente a esperar a la sala. Allí están los productores, o pasantes tal vez. Unos chicos veintiañeros con chombas de NBC que dan órdenes por micrófono. "Está prohibido grabar el programa", "Esta es la última oportunidad que tienen para ir al baño quien lo desee, una vez ingresado en el estudio, no se podrá salir y volver a entrar" "Este es un buen momento para ir apagando sus celulares señores"
La espera no es tan pesada y está amenizada por unos cómodos sillones y unas pantallas (muchas) que proyectan mejores momentos de programas pasados.
Llegado el momento de subir al estudio 8G los productores arrían ordenadamente a los invitados, quienes cumplen las órdenes a rajatabla. El 8G es uno de los estudios icónicos de NBC. Además de estar al lado del 8H (donde se graba SNL) y de ser ahora la casa de Seth Meyers Show, es parte de la historia de la televisión. Allí se grababa Jeopardy en sus comienzos, I Love Lucy, The Rossie O'Donnell Show, entre otros.
El calentamiento (warm up) de la tribuna está a cargo de Ryan Reiss, un comediante con menos cartel que Seth pero que tranquilamente podría estar en el staff de Saturday Night Live o reemplazar a Meyers si algún día se enferma.
Ryan tiene la en principio difícil empresa de ablandar a la audiencia que está dura y tímida después de tantas órdenes estrictas. Primero se presenta y vuelve a recordar que está prohibido grabar. "No quiero tener que echar a nadie, muchachos". Después empieza a hacer preguntas y a regalar remeras y gorras del programa cual galletas a los animales del zoológico. Y ahí empieza la acción.
"Late Night" es un show hecho por la américa-blanca-neoyorquina-bien-educada-anti-Trump para la américa-blanca-neoyorquina-bien-educada-anti-Trump.
En la tribuna del programa, al menos el día que fuimos nosotros, había una sola persona negra. Cuando Ryan preguntó de dónde eran, esta contestó Zimbabwe. Una concesión exótica, una extravagancia políticamente correcta. Todos los que interactuaron fueron consultados sobre su universidad y ante la respuesta de cuál casa de estudio se trataba Ryan contestaba con una broma elocuente.
El último acto de Ryan antes de empezar la grabación (tres horas exactas antes de que salga al aire) fue presentar a la banda, The 8G Band, que tocó un tema. Para ese entonces, no hacía falta que el cartel de Applause se prendiera rojo, cualquier cosa que pasaba en el estudio (gracias a Ryan) ya era graciosa o merecedora de aplausos.
Seth Meyers salió del decordado a saludar a la audiencia un minuto antes de grabar, hizo un chiste con la banda y agradeció a la gente por haber estado ahí. Después de eso fue, se sentó en el escritorio, dejó que un productor le acomode el saco y empezó a escuchar el conteo. 10, 9, 8... y empezaron los títulos del programa.
La primera parte del show es un segmento tipo noticiero en donde Seth lee noticias y remata con comentarios graciosos. Como siempre durante esa semana, la primera noticia tenía que ver con la gira de Donald Trump por asia y se remataba con un efectivo chiste sobre el excéntrico presidente. Meyers no usa teleprompter sino que lee unos cartones que le acomoda un productor encima de la cámara. Y nunca se equivoca. Impresiona su fluidez.
El primer bloque termina con algunos anuncios y otro segmento en donde explicó el slang utilizado por los jóvenes.
En el segundo bloque empiezan los invitados. El primero: Jeremy Irons, quien poe aquel entonces estaba promocionando la película de La liga de la jusicia en donde él interpreta a Alfred, el mayordomo de Batman. Fue lejos el mejor momento del show. No solo por la talla de Jeremy Irons sino porque la conversación, que parecía ser bastante ensayada, fue muy graciosa. Seth le hizo chistes al actor sobre su castillo y sobre el carruaje en donde se traslada, en Irlanda.
Después llegó el turno de Rich Eisen, un comentarista de fútbol americano cuyo nombre tuve que guglear. Y la última invitada fue una estudiante que había desarrollado una plataforma para denunciar anónimamente abusos a mujeres en las universidades americanas. Otro guiño a la américa blanca educada.
Antes de la última entrevista, Seth subió cinco escalones de la tribuna y explicó que la grabación del show estaba por terminar y que tenía unos minutos para hablar con la gente. Contestó varias preguntas y fue amable e ingenioso en las respuestas.
Al final, todo igual que al principio, pero más relajado. Termina la grabación, todos al ascensor en tantas, y desde allí hacia la salida, previo paso por el gift shop.
Fue una experiencia increíble.