miércoles, 2 de diciembre de 2020

Te amo @iplanliv Sacá del medio @cablefibertel

Desde que me cambié de proveedor de Internet hace más de 3 años nunca tuve problemas con la conexión de iplan Liv. Ni Siquiera tuve que reiniciar el modem o hacer esos incómodos llamados a la empresa para que un humano me asista en nada.

Toda la memoria emotiva que tengo cuando se trata de llamar a Fibertel (seguro que en esto me van a entender) es mala. Esperas interminables y días y días sin solución de conflicto. 

Por eso, cuando Luna, nuestra flamante cachorrita, mordió el cable GPON que nos conecta a la Web, mi primera reacción fue desesperación. 

Pero cuando llamé a iplan para pedir servicio técnico la calma le ganó a la resignación. En un país donde nada funciona y los proveedores de Internet nos han educado a esperar semanas o hasta meses para solucionar u no problema, mi empresa da la nota positiva.

Llamé a las 9 para contarle el problema, antes del mediodía ya estaban en casa con una solución provisoria y al día siguiente iplan ya se había encargado de cambiar el cableado.

Me da miedo contar esto porque pienso que puede enyetar la buena experiencia que he tenido con iplan hasta ahora.

Pero las cosas buenas hay que decirlas. 

In your face, @cablefibertel


lunes, 2 de noviembre de 2020

Abrirse de gambas

Ayer me escuché a mi mismo diciendo “Cristina se abrió de gambas”.

Por un momento pensé que se trataba de una frase soez. Pero lo que quería decir es que se desentendió del tema. Después me puse a leer y, efectivamente, se trataba de una metáfora futbolera. 

Como el árbitro que para mantenerse neutral abre las piernas para no interferir en el juego. O como el volante que deja pasar la pelota para que el 5 entre por sorpresa y ejecute la semana preparada. 

O como el correcaminos que asusta al coyote en el túnel.

Me sentí aliviado cuando comprobé que la expresión no era una grosería sino una adecuada forma de comentar sobre cuando una persona se lava las manos 

lunes, 26 de octubre de 2020

Guada es una cuarentenniall

Así como lo anticipamos, el 10 de octubre fue el break even. Guada pasó a vivir más tiempo en cuarentena que sin ella (209 días).

Más adelante, esepro, la libertad se pondrá al día y le devolverá la estadística en su favor. Por ahora, el reloj cuenta las horas en favor del confinamiento. 

Cumpleaños de Joaquina en cuarentena

El 13 de octubre Joaqui cumplió 7 años. Igual que con Pedro, preparamos su regalo como nunca antes. Compramos un perro (regalo de Ababo) y el 6 de agosto ya casi teníamos resuelto el presente. Además, le reemplazamos el monopatín que se le rompió al hermano "por accidente". 

Joaqui festejó en la Plaza Chile con Sofi "su mejor amiga" el lunes 12 (feriado) y el martes almorzamos con Tata y Naná. 

También pasamos la tarde en La Horqueta y nos quedamos ahí hasta el viernes. 

En total hubo como 4 festejos y muchos regalos. 

Así como le gusta a ella.  

Cumpleaños de Pedro en cuarentena

El 23 de septiembre Pedro cumplió 10 años. Este años más que cualquier otro preparamos el regalo con más tiempo que nunca. Le regalamos un iPad para el cual él aportó su parte. Desde hace 3 años que ahorraba para una PS4 primero y para una tablet después. Pusimos el resto y 2 meses antes empezamos a gestionar el regalo. Lo compramos en TiendaMía. Un salto de fé. Llegó a los 24 días, puerta a puerta. 

El festejo fue en la Plaza que está en frente a ATC (TV Pública). Llevamos pochoclos, Gatorade y chocotorta. Vinieron como 20 amigos, fue todo un suceso, con regalos y todo. Unos días antes habíamos hecho lo propio en La Horqueta. 

Recibió además otros regalos: un libro de Tin Tín, una pelota que suena, una funda para el iPad, batería para la compu y otras cosas más. 

Pedro la pasó bien. 

lunes, 5 de octubre de 2020

Cuarentena Día 200 (para nosotros, Día 205)

Hoy, mientras todos se acuerda del Dr. Cahn por el día 200 de la cuarentena, nosotros ya vamos por el 205. Por que la nuestra empezó el 15 de marzo. 

El sábado pasado llegó Luna, un nuevo integrante de la familia. 

Pensé en hacer una lista de 200 cosas que pasaron en 200 días de cuarentena. 

Me conformo con nombrar 20.

1. Empezó la facultad

2. Agus tuvo apendicitis

3. Armamos un rompecabezas

4. Cumplí 40 años

5. Agus rearmó su taller

6. Los chicos pasaron al zoom.

7. Guada cumplió años.

8. Pedro cumplió años. Gateó, caminó y habló.

9. Muchos otros cumplieron años. 

10. Pedimos un iPad por Tienda Mía y llegó.

11. Empezamos a pagar una bocha de tarjeta y se refinanció sola. Y ahora están llegando las cuotas.

12. Compramos un montón de cosas por Mercado Libre.

13. Gané dos clientes.

14. Me anoté en un mundial de escritura, escribí todos los días.

15. Engordé un montón de kilos.

16. Seguimos grabando el podcast.

17. Seguí escribiendo en el blog. 

18. Seguí dando clases.

19. Limpié los baños, regué las plantas.

20. A Papá le robaron. 

martes, 29 de septiembre de 2020

Cuarentena Día 199

 -¡No se puede tocar!

-Ah, perdón, me había olvidado. 

-Yo te la muestro, ¿cuál querías ver, la Rolling? 

-No, no sé, quería ver la revista. 

-Yo te la muestro, mirá.

-Me había olvidado que estábamos en la nueva normalidad.

-Pero yo te la muesto, mirá, ¿Cuál querés ver? ¿esta? 

-No, ya está, se me fueron las ganas de comprar.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Cuarentena Día 197

Tendría que escribir sobre que pasamos 6 meses en cuarentena.

Pero no puedo escribir.

Tendría que escribir sobre que Pedro cumplió 10 años, festejó en la plaza con amigos y sobre lo grande que está.

Pero no puedo escribir.

Temdría que escribir sobre Guada, sobre Joaqui, sobre Agus y su pintura y sobre los kilos que engordé.

Pero no puedo escribir.

Van casi 200 días de cuarententa.

lunes, 14 de septiembre de 2020

@VisaArgentina la reconcha de tu madre, tu atención al cliente y experiencia de usuario es la que más me hizo sufrir en toda mi vida.

Hace un mes me empezaron a rechazar la tarjeta VISA en los lugares donde compraba siempre: Disco, Carrefour Express. No hace falta decir cuánto estoy pagando. Hacemos el máximo esfuerzo para tratar de pagar el saldo completo incluyendo el financiamiento de la deuda para que la empresa nos nos ejecute a sangre fría con sus intereses usureros.

El verdadero calvario empieza cuando uno llama al 4379 3400. Primero hay que poner los 16 numeros de la tarjeta. Después soportar que una computadora te dicte con voz robótica un montón sobre el estado de tu cuenta que ya la sabés de antemano si tenés mínimos conocimientos de home banking. Recién después de esos 4 o 5 minutos te dan un menú de opciones. Todas opciones bastante inútiles hasta que aparece la opción 8, "otras consultas". 

Esa opción te deriva con un operador, generalmente cordobés, que nunca es la persona con la que necesitás hablar cuando le explicás el problema. Por eso, te deriva con otra área. La primera vez que llamé hace un mes me derivaron 4 veces. Cada vez que le contaba a alguien mi problema "me están rechazando la tarjeta en los comercios donde compro siempre y yo la estoy pagando" me pasan con "el área correspondiente" que las primeras 3 veces de correspondiente no tuvo nada.

Cuando conseguí hablar con la persona adecuada me dijo que mi tarjeta estaba habilitada para operar, que a veces el sistema hace controles aleatoreos. 

Diálogo:

-¿Pero qué hago si me pasa de nuevo? 

-Tiene que llamar del comercio para habilitarla en el momento.

-¿Usted me estás diciendo que si yo, por ejemplo, estoy en la caja de Disco con 14 personas detrás mío tengo que llamar en ese momento para que me habiliten ahí? O sea, ¿esperar 40 minutos y si de milagro alguien atiende gestionar el permiso con toda la gente atrás queriendo matarme? 

-Sí, tiene que llamar desde el comercio. 

-¿A qué número?

-Al que usted llamó. 

-¿¡Pero me podría dar un número directo!? La estoy pasando pésimo y no me está dando las respuestas que necesito.

-Pero yo le estoy respondiendo.

-¿¡A qué número tengo que llamar!?

-4379 3400.

-¿Y el interno?

-7777

-¿Y cada cuánto me van a hacer los controles "aleatorios"?

-No se lo podría decir.

-¿Me puede pasar con alguien que sepa?

La llamada se cortó. Como si fuera el colmo, VISA te avisa que te van a hacer una encuesta sobre cómo fue el servicio.

(...)

Pasaron 3 semanas y la tarjeta funcionó más o menos bien. Seguí pagando, claro, el resumen del mes siguiente. 

El viernes pasado en Disco la tarjeta vuelve a ser rechazada. 

Le explico a la cajera que me dijeron que llame desde el comercio. Intenté hacerlo. Entre los nervios y la espera, no conseguí pasar el sistema de atención al cliente. Esa barrera pesada que VISA impone para que solo los clientes más hinchapelotas (¿seré yo uno de ellos?) lleguen a hablar con una persona de carne y hueso.

Se armó fija atrás mío. La gente miraba con cara larga. 

Saqué otra tarjeta (no VISA) y pagué con esa.

Hoy llamo de nuevo al 4349 3400.

Primer intento. Después de 20 minutos consigo hablar con alguien. Cuando me pasan con el área correspondiente "de compras" se corta unilateralmente el llamado.

Segundo intento. Pasa el incordio de los numeritos. Primera persona que me atiende. No es la correcta. Le advierto que ya me llamé una vez, me pasaron con otra área y se cortó. Le ruego, le suplico que no vuelva a pasar. Espera y conexión. Eureka! Atiende una cordobesa. La comunicación es malísima. Se escucha todo entrecortado. Me alcanza a decir que mi tarjeta está habilitada para operar, que entró un pago (debe ser una cuota) hoy. Que tengo que llamar del comercio. 

Vuelve mi furia.

-Pero eso me lo dijeron la otra vez y no es así. La cajera de Disco me dijo que ellos no llaman a ninguna tarjeta para pedir autorización. ¿Qué tengo que hacer? 

La comunicación entra en un caos de ruido. Se escucha ruido metalizado. 

-Hola?

-Hola!

-Hola, ¿me escucha? 

-No corten! No corten, la concha de su madre! vuelvan!


viernes, 11 de septiembre de 2020

Cuarentena Día 180

 ¿Cuánto tiempo más se puede seguir así? 

Pedro grita histérico porque no puede hacer la cama. 

El timbre suena a lo loco.

Agus trata de dar la clase. 

Guada se despierta a las 2, a las 5 y a las 8. Entre medio está una hora despierta. 

Joaquina también se ofende cuando le sacan la tablet y llora desconsolada.

Agus y yo hacemos lo que podemos, como podemos.

Ellos no tienen la culpa. Nosotros tampoco. Pero es así. 

¿Alguien dijo que esto es una verdadera mierda? Sí, hay cosas peores pero déjame decir que me cagó en todo. 

Y en todos 


sábado, 29 de agosto de 2020

Cuarentena Día 166

Todo es una mierda. 

Cada vez todos tenemos más paciencia. 

Todos gritan, todos lloran. Todos lloramos. 

¿Y el gobierno? bien, gracias. 

 Todo está hecho a retazos, roto. Las compras, la limpieza, la comida, dormir, trabajar. 

Chúpenme la pija y los dos huevos.

Ayer fui a cambiar el aceite. En el camino una gorda de campera azul me paró y me sacó el registro. 

A la noche escribí una carta de lectores a La Nación. 

Señor Director:

Los argentinos que intentamos cumplir con la cuarentena obligatoria no nos merecemos ser humillados por un gobierno que asegura cuidarnos.

Ayer por la tarde tenía turno para cambiar el aceite del auto en una estación de servicio que queda a 10 cuadras de mi casa. Un control de tránsito sobre la avenida Córdoba me detuvo y me pidió el permiso para circular y la documentación del vehículo.

Como no sabía que había que pedir permiso para ir a la estación de servicio de cercanía (al app Cuidar no especifica ese tipo de trámites) le mostré la documentación que acreditaba el turno en el centro de lubricación más proximo al lugar.

Nada de eso fue suficiente para la controladora; ni la evidencia ni la explicación ni la súplica. Con soberbia y sin empatía me retuvo la licencia de conducir.

Me esperan ahora más angustias, trámites, perdidas de tiempo y de dinero para poder volver a ser un conductor habilitado.

Lo que relato, creo, es una metáfora de cómo un Estado que dice cuidar a la gente nos da la espalda cuando necesitamos que nos pongan el hombro. Con distancia social, claro.

viernes, 21 de agosto de 2020

Guada cumple un año en cuarentena

Guada nació el 19 de agosto de 2019 y vivió 208 días sin cuarentena. El 10 de octubre, cuando muy probabablemente continúe este ridículo confinamiento será el break even. Guada pasará ese día a vivir más tiempo en cuarentena que sin ella

Guada, sin embargo, es feliz. Es la que más contenta está de estar todo el tiempo en casa y con nosotros. Come duerme, juega, ríe y llora. Y crece. 

La semana pasada volvimos a llevarla al pediatra. Es un poco petisa (percentil 48) y gordita (perecentil 90). Yo le digo Bodoque, como en La era del hielo.

Cuando se levanta de sus siestas -algunas largas y otras cortas- aparecen sus cachetes colorados. 

Hace unos días empezó a caminar. Y también a decir cosas. 

Los chicos juegan con ella, a veces. Y ella juega con ellos. 

Ayer festejamos su cumple como ella se merecía. Llenamos la casa de globos, invitamos a los abuelos, comimos asado y torta, le dimos regalos.

Viva la vida!


lunes, 17 de agosto de 2020

Cuarentena Día 154

Cuando la acuesto a Guada ya no le canto la Canción de tomar el té de ME Walsh. Me hartó. Al principio de la cuarentena lo hice metódicamente. Me aprendí de memoria el orden y el contenido de los 8 versos. 

A pesar de haberla escuchado y cantado una y mil veces, nunca había podido hasta entonces aprenderme la letra de esa monótona melodía. 

Sabia, claro, que las estrofas terminaban todas en “yo no sé por qué”. Que el primer verso era “estamos invitados...” y el segundo era “la leche tiene frío...”.

Después sabía lo de los coladores (la parte preferida de Joaqui) y que estaba lo del plato timorato. También que la manteca retó en inglés a la miel. Lo de la nariz en la taza lo tenia de algún lado. 

Casi siempre me olvidaba lo del coronel y lo del azúcar.

Me imprimí una hoja con la letra y la pegué en la cuna.

Canté y canté hasta que conseguí aprenderme el orden de los versos. Un día lo conseguí. 

A partir de ahí todo fue en declive. Enrojece a cantar sin ganas, a saltearme estrofas o a inventar o mezclar frases. A veces, para no aburrirme empezaba a cantarla por la midad. Por ejemplo, empezaba en el verso 4 (“Detrás de la tostada...”) y terminaba en el 3 (“Cuidado cuando beban).

Hace ya un mes que no la cantaba. Hoy lo volví a hacer 

...,

Pasó mi cumpleaños, el día del padre y y llegó la tercera fecha guardados: Día del niño. Decidimos este año malcriarlos un pcoo más que lo habitual con los regalos. A Pedro le tocaron unos parlantes y una pelota. A Joaqui una LOL y un caballito de peluche que llamó “Relincho”. A Guada unos juguetes Fisher Price. 

lunes, 10 de agosto de 2020

Guada dijo papa

Antes de apenas empezar a hacer el ritual post salida (dejar la bolsa, sacarse los zapatos, lavarse las manos) Guada me vio entrar y dijo "papa". No importa si quiso decir Papá, era por el Sumo Pontífice o por un tubérculo comestible. 

Todos los que estábamos ahí la escuchamos.

Se refería a mí. 

Apenas un día después de tirar sus primeros pasos, Guada hizo su primera sinapsis entre verbalización y contexto. 

domingo, 9 de agosto de 2020

Cuarentena Día 147

Guada camina. 

Ayer tiró sus primeros pasos mientras Agus y yo discutíamos. 

Joaqui escribe cuentos. Tiene introducción, nudo, descenlace, personajes, plot points e ilustraciones. Se los manda por Whatsapp a María para que se los lea a Pipo.

Pedro conoce todos los atajos del teclado de la computadora. Ve tutoriales de YouTube y edita videos con música, transiciones y títulos.

Estamos creciendo.

Una buena experiencia con el @Santander_Ar

Como la noticia que es el hombre que muerde al perro y no al revés, o sea, lo habitual, lo más común es tener malas experiencias con el banco. 

Esta vez fue buena.

El viernes fui a sacar plata al cajero. Hacía mucho tiempo que no sacaba plata con la tarjeta de débito de un ATM. Puse mal la clave 1, 2, 3, 4 veces y se bloqueó la tarjeta. Además de enojarme mucho conmigo me enojé con el banco. Que te pide siempre mil claves, que la cambies cada 10 minutos y que tienen que ser diferentes. Lo cierto es que por la cuarentena olvidé cuál era la clave que va para el cajero automático, o al menos no era la que yo recordaba.

Volví a casa, resignado, enojado y sin plata. 

A la noche, vía home banking (esa clave sí que me la acuerdo) hice el trámite para pedir un turno para que un oficial de cuentas me blanquee la clave. Gestioné un turno para ir a la sucursal del banco más cerca de casa el martes que viene a las 14, el primer horario disponible.

Ayer a la tarde me llegó una notificación, un push up, al teléfono. Me avisaba que podía blaquear la clave desde la app. El sistema sabía que mi tarjeta estaba bloqueada y me ofrecía hacerlo online. 

Genial. 

Desde la cama, en 5 minutos, completé el trámite, que eran dos pasos simples.

Lo único que faltaba era ir a un cajero automático en las próximas 24 horas e ingresar una clave nueva para asociar a la tarjeta.

En otras circunstancias podría haber estado un mes sin tarjeta de débito o tener que resignarme al tedio de ir al banco. 

Ayer sentí que el banco me tiró un salvavidas. 

lunes, 27 de julio de 2020

Cuarentena Día 134

Pedro lloró porque no le compramos una caja legendaria de Zooba. Cuando le tocó el águila lloró, pero de emoción. Al final le compramos una membresía semanal para VIP Zoo o algo así, lo que le da 20 gemas por día.
A Joaqui le tuvimos que comprar Robux, porque si le compramos a uno hay que comprarle a otro.
Antes de empezar la cuarentena casi no sabían lo que era Roblox. Ahora pivotean entre Roblox y Zooba.
Pedro está en Liga 9 y se queja de que nunca le tocan los mejores animales. Cuando a Timo le tocó a Donna, el cocodrilo, Pedro gritó de emoción. También se volvió loco cuando el 1º de julio o de junio ya no me acuerdo se habilitó la función para jugar en trío (?!) o en escuadrón.
A la noche practica jugasdas y dice qué quiere comprarse con las monedas imaginarias. Casi siempre son skins para un personaje. Skins imaginarios.
Le recordé que hace unos años me hizo comprarle FIFA Points y ahora ni bola le da a los FIFA Points, tengo todos los recibos del Play Store. Money well spent?
Joaqui se compró 400 Robux por 5 dólares. Con esa plata (imaginaria) se compró una poción para volar. Yo le pregunté por qué no se compró un carro de limonada, así vendía limonada y recuperaba la inversión. Ella me dijo que la poción era mejor.

miércoles, 15 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 14

Escribí esto para el Mundial de escritura

La consigna de hoy era escribir una historia a partir de una foto.


¿Sabías que el único presidente argentino zurdo fue Arturo Umberto Illia? Hay una foto de él que está pateando una pelota de fútbol con la pierna izquierda. En mi obsesión por encontrar algún presidente que comparta mi condición de left-handed. Busqué en fotos de todos presidentes que encontré, desde Alberto hasta Bartolomé Mitre y no encontré evidencia cierta para poder decir que había un presidente que escribiera con la mano izquierda.

Otro impedimento para encontrar a un potencial zurdo fue el hecho de que hasta algo menos de 60 años a los zurdos los adiestraban. Es decir, a los que naturalmente escribían con la mano izquierda los obligaban a fuerza de azotes a hacerlo con la derecha. 

Por eso, de haberlo habido, no lo podríamos saber salvo que algún biógrafo nos lo contara. 

Después de una investigación que llamé “necesaria”, me crucé con esa imagen de Illia pateando una pelota antigua con la pierna izquierda. ¿Querrá decir eso que la Tortuga fue zurdo? No. Le comenté el tema a Camila Perochena y me dijo “tal vez le pegaba con la izquierda porque era muy malo jugando al fútbol”. No, nada que ver, Camila. Ah, cierto que me dijiste que no sabés nada de fútbol. 

Le dije que iba a buscar en Twitter si algún familiar de Illia podía confirmar. Encontré que un nieto, Leandro Illia, tenía una cuenta activa y bastantes seguidores. Periodista deportivo picante. Le mandé la pregunta y no me contestó. 

Pero la historia que quería contar no es la de la foto del expresidente pateando una pelota de cuero posiblemente fabricada en Bell Ville, la capital nacional de las pelotas. 

En la casa de mi abuelos hay una biblioteca con libros y marcos de fotos. En una de ellas está Papi con un grupo de amigos en el campo de su suegra en Corrientes. Sobre el costado izquierdo sobresale la figura de Don Arturo.

Todos menos mi abuelo están muertos al día de hoy. En agosto de 1981 los correligionarios se juntaron a comer un asado en la estancia Santa Rita. 

No sé si fue agosto, ni si fue en 1981. Ni siquiera sé si fue en Corrientes. Pero estaban los amigos ahí. 

Comieron un cordero al calor del mediodía de sol. Adobado por Santos, el capataz de la estancia. Tiene 45 años pero acusa 70. 

Santos se levantó a las 4.30 para prender el fuego. A las 6 empezó a acomodar la cruz con la presa.

Los primeros invitados llegaron a las 9. Habían salido el día anterior y pararon a hacer noche en Chajarí. 

El resto llegó a las 11. Los trajo el Cessna 172 que aterrizó en la pista de pasto que prepararon en el cuadro que da atrás de la casa, a un kilómetro y medio de la ruta 14. 

Almorzaron opíparamente. Durmieron la siesta bajo la sombra de un gomero.

Cuando alguno dijo vamos, el resto insistió en pasar la noche allá. 

Acomodaron las habitaciones de la casa. A Don Arturo le dejaron la principal. 

“¿Hacemos un puchero?” 

“Yo lo cocino”

“Vamos a comprar una olla a Uruguaiana”.

“Yo los acompaño”, dijo el expresidente. 

En el viaje habló poco. 

A la vuelta estaba incómodo. 

“¿Nos dejarán pasar por la aduana sin declararla?”

lunes, 13 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 13

Escribí esto para el Mundial de escritura.
La consigna de hoy era contar una historia a partir de los restos de una fiesta.

Chino, ¡la concha de tu madre! Encontré un forro tirado atrás de la puerta del cuarto. Sé que es tuyo porque te la pasaste un día entero jodiendo con esa mierda de la musiquita y que los ibas a estrenar con la pibita. ¿No podrías haber esperado a volver a tu casa? ¡Tenés 40 años!
Me tuve que poner guantes quirúrgicos para limpiar el departamento. El que vomitó en el lavadero podría haber tirado un balde por lo menos. Está la mitad del lavarropas manchado con un caldo seco de hace tres días. Recién hoy martes me recupero. Ese no sé quién fue.
Alguien se afanó también el mojón del kilómetro 142 de la ruta 2 que tenía en casa. Cuando me separé Laura me dijo “Te llevás esa mierda con vos”. Era un recuerdo de la despedida de solteros del Flaco, hace 10 años. Todos arriba de la combi chupando. Lo pienso y me vuelve la resaca.
El que lo hizo lo puede prender fuego, me pareció una boludez divertida en su momento pero ya no me hace gracia. ¿Cuántos éramos adentro del departamento? ¿30? ¿40?
Me tiraron por abajo de la puerta una carta impresa en computadora. Le faltan los acentos y las mayúsculas. La vieja del 1C no puede haber sido. Tiene que haber sido el otro, uno que vive solo en el piso de arriba. Al único que le pediría empatía.
La carta decía “estimado vecino, le pido por favor que nos respete al resto de los vecinos que queremos dormir. soy una persona grande, tengo 53 años y tambien tuve 25 años alguna vez. la proxima vez que haga ruido hasta las 3 de la mañana voy a llamar a la policia”
Alguien llamó a la policía, porque tocaron el timbre a la 1. Le dijimos que estábamos terminando. Me dijeron si no cortábamos ahí iban a labrar un acta, o algo así. Cortamos 10 minutos y después seguimos, o siguieron ustedes, no sé.
El administrador me mandó 3 mensajes de Whatsapp que no contesté. No porque no quisiera sino porque no podía moverme.
Ya fue, cuando consiga algo mejor voy a alquilar un lugar donde pueda traer a los chicos. No me veo viviendo en este lugar mucho tiempo más. O sí, no sé.
¿Quién sacó el Burako de la caja? Hay piezas de plástico duro tiradas por toda la casa. Algo me acuerdo. Sebas se calentó porque perdió a algo y le tiró un fichazo a Lalo. Le pegó en la frente y se la dejó marcada. Fue así, ¿no?
También tengo flashes de que a la chica que había venido con la novia de Pablo se la tuvieron que llevar a la guardia. No me acuerdo bien por qué. Creo que se empezó a sentir mal y le dieron convulsiones.
Ahora sí, me acordé. Le dieron convulsiones. Me hice el héroe diciendo “yo sé primeros auxilios”. Es verdad, hice un curso intensivo de 30 horas en la filian Saavedra de Cruz Roja en enero.
La puse a la chica de costado y le hice apoyo psico social. Escucha activa. No tenía nada grave, pero le dolió mucho la panza y el encierro le hicieron mal. Ni un puto médico en el grupo.
Ahora me acordé de todo. Después le mandé un Whatsapp al Negro y me dijo que estaban en la guardia del Alemán. Que la tenían en una cama, le sacaron sangre y no le creían que no se había drogado. Le estaban haciendo estudios y no la dejaban irse hasta por lo menos las 9 de la mañana. Pobre Negro, garrón se tuvo que comer porque la novia quiso caer con una amiga. Sumó 20.000 matrimillas después de eso.

domingo, 12 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 12

Escribí esto para el Mundial de escritura de hoy.
La consigna era escribir sobre lo que soñaste, observar cuando te lavás la cara y sacar una carta de Tarot de Marsella (?!).

Soñé que festajaba mi cumpleaños número 40 en la casa de los Maschwitz. Hace 20 años que no tengo ninguna relación con ellos, ni directa ni a través de mis padres, pero algo hizo que las sinapsis de mi cerebro trajeran esa pesadilla de sueño.
Pasamos una buena parte de la infancia juntos, y nunca me acomodé a esa relación ni con los padres ni con ninguno de los 7 hijos, pero desde que mi madre se distanció laboral y personalmente de ella, no he vuelto a saber de ellos más que por incómodas reuniones esporádicas.
Era una fiesta en un jardín. Había mucha gente que no conocía. ¿Era un invitado en la fiesta que me debería tener a mí como protagonista? Eso es lo que más me perturbaba. ¿Vos quién sos? ¡Vos quién sos, la concha de tu madre! ¡Es MI fiesta! ¡Mía!
En la vida real nunca hubiera hecho una fiesta para celebrar el cuadragésimo aniversario de mi nacimiento. Al menos, no una de esas características. No con gente extraña seguro. Ni fiesta al fin.
Me hubiera gustado hacer un asado con amigos e invitar a un mago de sorpresa. Uno de esos que hacen chistes de pajero y te roban los relojes.
Siempre me gustaron los magos. Una vez por trabajo tuve la oportunidad de estar en un evento privado de Peugeot. El animador de la fiesta era el mago Emanuel. Nuestro David Copperfield. El hijo de Dora Baret, creo. En un hotel paquete de Puerto Iguazú, cualquier prejuicio que uno pudiera tener contra él se borró desde el momento en que dijo Hola. Puro carisma y magnetismo. Ese fue el día en el cual me amigué con la magia.
Desde entonces espero que haya una fiesta sorpresa en donde inviten a un mago a animarla.
Lo sigo esperando.
La parte de lavarme la cara en el espejo y mirarme la debo. Hoy me desperté tarde porque Guada durmió muy mal. Recién a las 10.20 tomamos la decisión de que el día había empezado y que inexorablemente había que arrancar.
No recuerdo siquiera haber pasado por el baño, creo que fui a la cocina directo a tomar el desayuno. De hecho, creo  que rara vez me lavo la cara como si eso constituyera un ritual iniciático de la jornada. A lo sumo, durante la normalidad, me me meto directo en la ducha. ¿Eso cuenta como cara?
Me tocó una carta del tarot de Marsella que dice que es el Le Bateleur. No tengo idea de qué hacer con esta información.
Google: “La carta representa la figura de un hombre de pie, situado frente a una mesa. Sobre la mesa se encuentran copas, monedas y espadas. Él sostiene en la mano izquierda una varita de madera (bastos). Lo que representa es que tiene a su disposición los 4 elementos o los 4 palos de la baraja. Su mano derecha está libre y colgada a lo largo del cuerpo. Su sombrero representa el símbolo del infinito. Sus pies miran uno a la derecha y el otro a la izquierda, es decir, uno mira al futuro y el otro al pasado. La mesa tiene 3 patas, la tríada. La tierra es marrón, el trabajo. La cesta con hierba, la armonía. Su cinturón divide el mundo en superior e inferior. Los bastos representan al fuego, el poder mental, los oros representan a la tierra y sus tesoros, las espadas al aire y la fuerza para modificar las cosas, las copas al agua o el saber acumulado.”
Nunca tuve ningún contacto con el Tarot, es un mundo que desconozco por completo. Lo que me gustó es que, oh, Le Beteleur es el mago. ¿Te acordás que acabo de decir que me gustan los magos? Además, sostiene la vara con la izquierda. ¿Un mago zurdo, como yo? Me hago pis de la emoción.
(3417 caracteres)

sábado, 11 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 11

Escribí esto para el Mundial de escritura.
La consigna de hoy era algo de los rituales.

Me cuesta imaginar un día sin café.
El día para mí no empieza hasta que no termina ese ritual que arranca con el ruido de la pava eléctrica calentando el agua como si fuera un avión que carretea por la pista para ganar velocidad de despegue. Sin el olor del café brasileño (sí, brasileño) que emana de la bolsa en donde se sumerge la cuchara medidora de la Bodum. Sin la prensa que avanza sobre el agua caliente.
Necesito ese combustible en dos o tres dosis para poder levantar la persiana y empezar un día. Ni hablar de si es un día frío o dormí mal a la noche. ¡Inyéctenme el puto café en las venas!
Por algo los brasileños le dicen café de la mañana. No té de la mañana, no mate de la mañana, no Nesquik de la mañana. ¡Café!
Una vez soñé que era un negro colombiano corriendo por las plantaciones de café. Me perseguía el patrón porque me había mandado una cagada. Corría a toda velocidad. Cuando me estaban por alcanzar me desperté. Me desperté transpirando, pero lo que más acuerdo del sueño era el aroma.
Nunca vi una planta de café, pero me contaron que es un árbol bastante grande y el fruto es como una especie de mango. Quiero creer, elijo hacerlo, que tiene el olor al café que tomo en casa a la mañana.
No soportaría enterarme que en realidad el fruto del café no tiene olor a café sino que es hediondo y agrio simplemente.
¿Qué pasaría si me sacaran el café de la mañana?
Me gustaría agregarle drama a la historia y decir “me mataría”. Acabo de leer 15 líneas más arriba que escribí que “me cuesta imaginar” un día sin café. Me alegro de haberlo puesto así y no haberme dejado llevar por el “no puedo vivir sin tomar café”.
Creo que podría sobrevivir. En general no soy supersticioso. Si hay una escalera apoyada sobre un edificio en la calle y voy caminando por la vereda, paso por abajo de ella. Me divierto viendo las maniobras que hace la gente para evitarla.
“¿Me pasás la sal?”
“Tomá, agarrala”
“No, apoyala”.
“¡Dejate de joder, agararrala!”
Además, como soy zurdo de cuerpo y mente, me levanto todos los días con el pie izquierdo.
Bueno, un día sin café, pienso, sería solamente un mal día sin café.
Si se secaran todas las plantaciones de café del mundo, cosa improbable, supongo que debería buscar otra infusión para poner primera a la mañana.
Los rituales, que son ataduras, nos dan seguridad. A mí tomar café a la mañana, al menos, me la da. Me pregunto si está bien tener rituales. Probablemente no. En un mundo nos enseña a “soltar” los rituales (como el mío del café) deberían estar prohibidos.
Pero como a mí me molesta eso tendría que levantar entonces una pancarta a favor de los rituales. La veo a Guada aferrada su mantita y a Joaquina dormir abrazada a su zorrito y busco una respuesta. Tal vez venga por ahí la cosa.
Si se rompe un ritual, si se acaba el café, se quiebra un pacto de lectura de la vida. Sería lógico pensar que nuestras ideas se desacomodan. Pero también está bueno que eso pase, ¿no?
No lo sé. Y me gusta que sea así, incierto. Las mejores cosas de la vida no tienen respuesta. Lo mejor es que lo puedo reflexionar a la mañana mientras me sirvo otra taza de café. 
(3111 caracteres)

Cuarentena Día 118

Durante la cuarentena
Operaron a Agus de apendicitis
Pedro se mudó a un cuarto solo.
A Joaqui se le cayeron 3 dientes.
A Guada le salieron 6 dientes.
Guada empezó a gatear.
Guada casi empezó a caminar.
Guada casi empezó a hablar.
Yo engordé 5 o 6 kilos.

viernes, 10 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 10

Escribí esto para el Mundial de escritura hoy.
La consigna era escribir sobre un afiche de una película, contar una historia a partir de eso.

¿Te acordás Gordo cuando fuimos a ver esa película en la que Steven Seagal se moría a los 20 minutos? No es spoiler porque ya pasaron más de 20 años.
Recién la googleé. Se llamaba (se llama) “Momento crítico”. Fuimos a verla un día de semana al cine del Tren de la Costa. Era la época en la que la entrada salía 7 pesos y, los miércoles, 3,50.
No recuerdo mucho la trama, pero había un avión secuestrado. Llegaban Steven Seagal (ya estaba gordo, no era el mismo de Hard to Kill) y Kurt Rusell al frente de un grupo de elite para rescatar al avión. Cuando estaban abordando la nave pasa algo y Steven Seagal cae al vacío. El bueno de Kurt queda al frente de la misión, pero faltaba que se desarrolle el 70 por ciento de la película.
Nos peleamos por culpa del póster de la película, del afiche, bah. El film había sido promocionado como “la nueva película de acción de Steven Seagal” y en el afiche estaba la cara de él a la izquierda y la de Kurt a la derecha. Media cara de cada uno.
Yo me indigné con ese póster. Pero me indigné más cuando vos los defendiste. ¡Al póster! Me decías “si te fijás bien, la cara de Steven Seagal está más al costado, más cortada que la del otro”. Yo, que en esa época era más pedante incluso que ahora, te contesté:
“¡No digás boludeces, Gordo! ¡Son iguales! ¡Es cualquiera, mirá! Agarrá una regla y medilas, y además aunque sea más chica no debería ni aparecer el tipo ese en el póster. ¡Es una estafa!
Todo eso fue a los gritos mientras la gente esperaba en la cola para entrar para ver una nueva función de la película. De esa misma película. Fue como cuando Homero sale de ver “El imperio contraataca” y le comenta a Marge “¿Quién hubiera dicho que Darth Vader era el padre de Luke” mientras se escucha el desahucio de los que estaban en la cola.
Estuvimos peleados meses por ese tema. Vos te ofendiste porque yo te grité en frente de todo el cine y te boludee. Yo me calenté porque no entendía cómo podía ser que razonaras así. Eras un tipo inteligente, me dolía en el alma, amigo.
La película fue tan mala que enseguida salió en video. Me acuerdo mi alegría cuando la vi el estante de Blockbuster, para mi regocijo, le habían sacado la cara a Steven Seagal. ¡En la edición en video habían tenido la decencia de no poner como protagonista a un tipo que se muere a los 20 minutos!
Blockbuster me estaba dando la razón. Te lo fui a comentar al otro día en el colegio, Gordo. Pero vos seguías enojado conmigo. No querías ni hablar del tema.
Dicen que el cerebro prefiere tener la razón antes que ser feliz. Me dejé llevar por la soberbia. Perdoname, gordis. El acto de pedantería fue solo una demostración de mi inseguridad. Necesitaba la aprobación de los demás. La necesitaba encarnizadamente.
Los adolescentes somos así. Hoy estoy arrepentido de haber hecho lo que hice. Si pudiera volver el tiempo atrás no lo haría de nuevo. Te la dejaría pasar. En mi cabeza estaría diciendo “¡Qué ridiculez!” pero en mi corazón estaría pensando que eso no es lo importante.
Estaba viendo también que la película está en Netflix. Hoy a la noche la veo y mañana te llamo para pedirte perdón, 20 años después.

jueves, 9 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 9

Escribí esto para el Mundial de escritura
La consigna de hoy era escribir una carta de despedida a un amor.

Querido amor:
Hoy me acordé de las tardes de verano en Brasil. Pasaron 20 años. Tu mano rozó la mía. No creas que no me di cuenta. Después me tocaste la pierna. Me apoyaste tu mano sobre el mulso, como quien casualmente necesitaba reposarse. Justo ahí. Éramos chicos, ni habíamos terminado el secundario. Un torbellino adolescente en estado de ebullición.
Nuestro primer beso no fue bueno. No solo fue torpe. Fue duro, rígido. Me gusto mucho más sentir tu espalda. Envolverla con mis manos, juntar mis dedos hasta rodearla. Tocarte el culo por primera vez.
Cuando vivíamos cada uno con sus padres y hermanos hablábamos horas, nos tenías teléfono en tu cuarto pero yo no. Teléfono fijo. Había que sacar turno para hablar. Nos puteaban de los dos lados. Éramos dos tórtolos.
Que cabezas de novios.
¿Te acordas de la ropa? Vos me vestías. Yo te dejaba hacerlo. Un fashion emergency de un adolescente a otro.
Todo lo que vino después fue bueno. Los viajes, las penurias económicas, el sexo, las salidas.
Estoy leyendo un libro que dice q ir  la raza humana es mucho mejor explicando que prediciendo lo que va a pasar.
Yo siento que hoy no hace falta dar explicaciones por lo que pasó.
Tenemos un hijo, dos perros, un auto y medio departamento. Lo que nos trajo hasta acá no fue amor solamente. Fue la pulsión exploratoria de las almas que se encuentran.
Todo esto suena cursi, lo sé. Es una melodía barata que sale de un juguete chino. Pero tiene que ser así. Si buscamos que algo loco sea racional no vamos a poder disfrutarlo.
El amor es tonto.
Es bobo, fofo. En una gelatina mal cocinada.
Esto tiene que ser así. Nos merecemos este final.
Cuando a la noche me angustie voy a poner un episodio de Friends para poder dormirme. Cuando a la tarde me atore por el nudo en la garganta voy a tomar un té con bay biscuits como lo harías vos. Cuando a la mañana tenga frío me voy a tapar con tu manta de polar, la que usabas para dibujar cuando vivíamos en Larrea y no teníamos calefacción. Te la robé el otro día. La metí en el bolso sin que te dieras cuenta.
Te quiero mucho.
Chau
¿Cortás vos? No, cortá vos.
Yo no puedo.
Tengo que dejarlo pasar.
¿Qué fue lo que salió mal? No me gusta hacer ese ejercicio. ¿De quién es la culpa? Menos todavía. Somos mucho mejor dando explicaciones. Pero yo no quiero darlas. Estoy enojado. Furioso, en realidad.
Cuando te dije que no era lo que quería te estaba mintiendo. Sí, lo quería. Pero no podía soltarlo. Vos siempre fuiste mucho más piola que yo. Esto se tiene que terminar. Podría estar toda la vida enojado. No puedo escribir porque me duele pensar en lo que no fue. Te mentí, estoy recaliente.
Perdoname, perdoname. Sé que podría haberlo hecho mejor. Está bien, tenés razón.
Hagamos una cosa, dejemos que las cosas se calmen, dejemos pasar. Me dijiste que no escriba enojado pero lo estoy haciendo, lo tengo que hacer. Y no me sale, te juro que no me salen las palabras. Dejá, está bien. Quedemos así.
Empecé citando una canción berreta y terminé amagando un final falso, como el de “November Rain”. Es lo único que pienso desde que volví a vivir con mis viejos.
Ahora sí, chau, te quiero mucho.
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miércoles, 8 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 8

Escribí esto para el Mundial de escritura de hoy. 
La consigna de hoy era describir un objeto, en prosa y en verso. 

¿Vieron Karate Kid 2? Esa donde Daniel San y Miyagi viajan a Japón. A Okinawa, más precisamente. A la tierra del sensei.
En esa película aparece como un elemento narrativo una especie de tambor, algo así como un sonajero oriental. Tiene dos caras y se sostiene de un palo. Le cuelgan dos pelotas de madera, una de cada uno de sus lados, sostenidas por un hilo.
El tambor se sostiene con las dos manos y se frota hacia un lado y hacia el otro. Las pelotas hacen el ruido de la percusión.
Acabo de buscar en Wikipedia más información sobre este instrumento. Lo único interesante que encontré fue que se llama Den-den daiko.
Tengo uno de esos en mi casa. No sé cómo llegó hasta acá ni de dónde salió.
La base que lo sostiene es mucho más corta que la de la película. Un palito de no más de tres centímetros que hace que cueste poner el Den-den daiko al ras del final de la palma para frotarlo.
El tambor tampoco es redondo como uno lo imaginaría. Es un hexágono de madera muy liviana. Casi como si fuera de madera balsa. Está recubierto por dos telas muy tirantes de cada lado. Las telas tienen un veteado interesante, como si estuvieran humedecidas. Las franjas son irregulares y de tonalidades marronezcas.
Me hace acordar a un entramado decorativo que fue popular en la década del 70. Se aplicó sobre pisos, entelados y maderas.
Horrible.
El movimiento del Den-den Daiko es parecido al del tiki-taka, esa especie de boleadoras de la década del 80 que tuvo varios revivals en los 90s y 2000s. El ritmo de las manos es clave para que el instrumento cumpla su función. Un poco menos complejo que el tiki-taka, en donde la coordinación era todo. Había campeones de tiki-taka que hacían malabares con dos tiki-takas la vez, con la lengua o con los ojos cerrados.
El Den-den Daiko es más fácil de usar que el tiki-taka, pero necesita de una mínima coordinación de manos para poder encontrar el ritmo correcto.
En Karate Kid 2, acaso la más oscura de las Karate Kid, Daniel y el señor Miyagi viajan hacia oriente para reencontrarse con la familia del anciano plomero californiano, ex héroe de guerra y experto en karate.
En un giro bastante inverosímil desembarcan en una tierra detenida en el tiempo. Miyagi enfrenta a los fantasmas del pasado, a Kato, su viejo némesis y al amor que dejó plantado para no deshonrar a su familia. Se había batido a duelo con Kato y Kato lo esperaba.
¿Qué mierda tiene que ver el tambor en todo eso?
Bueno, lo introducen en un momento de la película y termina siendo el arma secreta para que Daniel Larusso le gane la pelea al sobrino de Kato cuyo nombre no recuerdo pero su maldad sí.
¿Cuán molesto puede ser el sonido del Den-den Daiko mientras uno intenta concentrarse? Mucho.
Mientras escribo estas líneas, el sonido del tambor se mezcla con el llanto de Guadalupe, el ruido del teclado y la voz metalizada de una alumna que me intenta hacer una pregunta sobre el parcial a través de Adobe Connect.

Desde la tierra del sol
Un pájaro se alza en vuelo
Hacia un eterno resplandor
De un sonido propio y ajeno

Nace de las entrañas
Del entorno que le da calor
Dos manos que se frotan
Al ritmo de la percusión

Sigo pensando en ella
En su vientre, que se mueve con fragor
No es una sola cadera, parecen miles
Desde que nos perdimos en el fulgor

Si fuera una pieza de música
Podría ser un Den-den Daiko
No lo tengo decidido
Siento una enorme vergüenza

martes, 7 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 7

Escribí ésto para el Mundial de escritura.
La consigna de hoy era "escribí sobre un hecho que te pudo haber cambiado la vida pero que no fue"

Con Delfín, un amigo de la facultad nos acordamos siempre de un viejo episodio de TVR en donde Tino y Gargamuza caminan por la peatonal de Mar del Plata. Están los muñecos del trencito de la alegría. Uno vestido de la Pantera Rosa los quiere punguear. A otro lo confunden con un actor en decadencia (no recuerdo cuál) y el chiste es “No, Tino, no se parece a [ese actor], ¡es [ese actor]”. Y otro disfrazado de un Tortuga Ninja se levanta la cabeza y dice “pensá que podría haber sido arquitecto”.

Siempre me imagine contrafácticamente siendo arquitecto. No ingeniero como toda mi familia, sino arquitecto. 

Me guardo un minúsculo lugar para rebelarme contra el mandato. COmo aquél burgués que tiene 9 dedos adentro del plato y el dedo chiquito del pie derecho afuera.

Me imagino yendo a la FADU con un montón de rollos de planos. Creo que podría haber sido un buen arquitecto. 

Me imagino siendo un arquitecto que dice la verdad

¿Cuándo termina la obra? Yo qué carajo sé, siempre terminan 6 meses después de lo previsto, ponele. 

¿Cuánto va a salir la casa? Y, como siempre en este país, el doble de lo presupuestado.

Si fuera arquitecto tendría un montón de libros de arquitectura. Gastaría fortunas en libros pesados de arquitectos rusos y yugoslavos. 

Me la pasaría viajando, sacando fotos de edificios. 

Si yo fuera arquitecto.

Cuando tenía 20 años me anoté para participar en el programa “Tiempo de Siembra”. Lo conducía Pancho Ibañez y salía todos los domingos a la noche por Canal 13. Siembra era una AFJP que sponsoreaba el programa. Las AFJPs eran los fondos que controlaban el sistema de jubilaciones hasta hace como 10 años. 

Cada banco tenía su propia AFJP, un negocio jugoso sobre el cual administraban los aportes jubilatorios de la población económicamente activa. Si uno no elegía una AFJP, su empleador lo metía de prepo en una. A mí en mi primer trabajo me tocó Consolidar. 

No me acuerdo de quién era Consolidar, pero estoy casi seguro de que Siembra era la AFJP del Banco Río. Así como en los 60 estaba Odol Pregunta, en los 90 se lucía el exconductor de “El deporte y el hombre” en un ciclo de preguntas y respuestas. 

En una de las secciones del programa se invitaba a 10 participantes a competir a muerte súbita. Pancho hacía las preguntas cuyas respuestas eran por sí o por no. El que contestaba mal, afuera. Así hasta que quedaba uno sólo. El premio eran 10.000 pesos (dólares en aquel momento). 

Yo me anoté mil veces por Internet hasta que me llamaron. Tuve que ir a un lugar en la calle Ravignani a completar un test de cultura general. 

Al final me invitaron a ir al programa un domingo de agosto. 

Fui convencido de que me los comía crudo a todos. Ya había hecho cálculos sobre qué iba a hacer con los 10.000 dólares. Al final de cuentas, siempre que jugaba en casa, en silencio, ganaba. 

La primera pregunta de Pancho fue “La ensalada macedonia, ¿Lleva huevo?”. En casa trabajaba Eugenia, una chilena que le decía “macedonia” a la ensalada de frutas. Así que no fue muy difícil para mí pulsar NO con seguridad. 

La segunda pregunta fue “El río Paraná, ¿es más largo que el río Uruguay?”. Dudé por un momento, primero pulsé SÍ, pero enseguida cambié a NO. 

La respuesta era SÍ.


lunes, 6 de julio de 2020

Mundial de escritura Día 6

Escribí esto para el Mundial de escritura.
La consigna de hoy, dictada por Nick Hornby, era imaginar una charla en el baño entre dos personas y escribir una historia entre ellos.

-Está buena la rubia, ¿no? 

-¿Cuál? ¿mi hija? 

-...

-Jajja, nah, te estoy jodiendo boludo. 

-Me hiciste parar el corazón. 

-Sí, pero ojo, que con los de la sucursal 42 está todo mal. Nos primerean con los dólares, se hacen los boludos cuando pedimos información de clientes, son mala leche.

-Ah, no sabía, ¿Quién es el gerente? ¿Moretti? 

-No, ahí está desde siempre Juan Carlos Villegas. El gallego, le dicen. 

-Ah, sí, escuché hablar de Villegas. Pero la rubia pobre no tiene nada que ver, ¿qué es, una oficial de cuentas? 

-Supongo que sí, no la conozco. 

-¿Y con Mariela como va la cosa? 

-Más o menos, el otro día se pudrió todo porque le dije que teníamos que cortarla por un tiempo y se puso como loca, me dijo de todo.

-Pero vos estás separado, ¿no? 

-Sí, sí. Pero igual, ya estoy grande, estoy viejo para estar boludeando con una mina del trabajo. Aparte ella me dijo que tenía novio también. A mi no me molesta, pero no sé, no es que sea purista ni nada pero tampoco me va el viva la promiscuidad. 

-Claro, claro. Porque el otro día vi que estaban, no sé, era medio evidente, como que se notaba mucho, te lo digo porque sos mi jefe y te tengo afecto, para que se protejan un poco, yo no voy a decir nada igual, quedate tranquilo, pero viste que ahora el mail de Recursos Humanos decía que nos iban a hacer firmar un documento…

-Yo también te tengo afecto, Nico. Por eso, ¿sabés algo? Lo que menos hacemos con Mariela es garchar. ¿Querés que te cuente una cosa? 

-Eh, bueno, si querés.

-¿Viste los AY24? La semana pasada estaban a 13 centavos, hoy están a 32. Si se da lo del acuerdo van a llegar a 45. 

-Pero nosotros no podemos comprar. 

-No, obvio. Pero el hermano de la negra tiene una financiera y estamos armando todo el kiosquito ahí. Y tiene uno que le pasa data desde arriba y vamos timbeando con eso. Venimos medio palo arriba desde que empezó el mes.

-Ah.

-Yo ya estoy viejo, Nico. Tengo que apurarme antes de que me rajen. El año que viene cumplo 65 en mayo y antes de fin de año me van a mandar la jubilación. Tengo que armarme para los años que quedan. Laburo desde los 18 años. Hace 30 que estoy en este banco de mierda y lo único que hice fue laburar. 

-...

-Con la jubilación me van a quedar 40, 45 lucas como mucho, con esa guita no voy a poder vivir ni a palos. Tengo que juntar toda la que pueda en estos meses. Me tengo que mandar todas las cagadas que nunca me mandé. Lo mismo que hicieron el Tano, Pogani, Scheffer y Marito. Todos se dedicaron a currar en los últimos 5 años.

-...

-Necesitás un canuto para poder estar tranquilo. El banco lo sabe, es como una práctica habitual, un seguro para el futuro. Está informalmente aceptado. 

-...

-¿Querés entrar?

-No sé, Enrique, es medio peligroso. 

-No, boludo, está todo bien. Son vueltos, centavos para el banco. Tenés que ser piola solamente para que no te encuentre.

-¿Cómo se hace? 

-Hay miles de formas de currar. Arqueos, balances, información privilegiada. Qué se yo, armás carteras de clientes truchos y las das de baja en el sistema antes de que pasen dos semanas que es cuando se actualiza el sistema central. Lo tenés que transferir a un tercero, eso sí. Alguien que no tenga historia financiera si puede ser. Por eso es que lo hacemos ahora con el pibito este que conoce Mariela y repartimos. 

-De todas esas, ¿vos cuáles hacés?

-¿Yo? ¡Todas!

-¿Todas?

-Sí, las que te dije y alguna otra más. Pero hay que ser creativo. Podés sacar hasta un palo limpio por mes, dividido por tres son más de 300 lucas. ¿No me vas a decir que no te tienta? 

-¿Que necesitás?

-El lunes hablemos, después de la fiesta. Ahora estoy medio en pedo. Pero en principio andá buscando alguien que podamos cagar.

-¿Cagar?

-Sí, bueno, le usamos su nombre, le tiramos unos mangos, ponele 5, 10 lucas y después él queda escrachado. Para nosotros cero riesgo.

-Ah.

-Lo que sí ojo que con el tema de Compliance dicen que están metiendo topos en las sucursales.

-¿Topos?

-Sí, espías. Gente que se haga el boludo y vaya ganando confianza para después reportarlo al área de Legales.

-...

-Es más, en nuestra sucu dicen que van a poner uno. Me pasó el dato uno de arriba.

-Soy yo, Enrique. 

-¿Quéeee? Jajj, ¿Me estás jodiendo, no?

-No, soy yo el topo que vos decís, y me mandaron a grabarte.

-...

-Me dijeron que en la fiesta de fin de año ibas a cantar todo. 

-...

-Y que aprovechara cuando estemos meando, ahí se suelta la lengua.

-...

-Disculpame.

-...

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