lunes, 30 de enero de 2012

Rayas y rallas, ¿por qué el español es tan complicado?

Sábado. 13.15. En el semáforo de Salguero y Costanera un vendedor caminaba entre los autos exhibiendo su producto y un cartón escrito todo en mayúscula con tinta negra que lo publicitaba:
"MARCADOR ANTIRAYONES PARA EL AUTO"
El objeto en cuestión es uno de aquellos milagros dudosos que también venden por TV Compras:
500 metros más adelante, en el semáforo siguiente -allí donde empieza (o termina, según de donde vengamos) Aeroparque- otro vendedor; idéntico producto; idéntico diseño de cartel... pero ortografía diferente:
"MARCADOR PARA RALLADURAS DEL AUTO"
No compramos ningún marcador, pero comentamos el tema en el auto. Me acordé de esa palabra: parónimo (según RAE: Se dice de cada uno de dos o más vocablos que tienen entre sí relación o semejanza, por su etimología o solamente por su forma o sonido).Es muy puta la similitud entre raya y ralla. No sólo son parónimos sino que su significado es también similar. La primera tiene 10 acepciones, pero casi todas remiten la línea alargada. ¿Y qué es si no una ralladura de limón? Es una línea alargada desprendida de la cáscara de limón. Pero ralla es el verbo conjugado en la segunda persona del singular en el modo subjuntivo. El verbo es rallar y es muy parecido (en sonido y en significado) a su colega rayar.
Rayas tienen las cebras (otro problema, muchos insisten en escribir zebra por culpa del inglés) y el queso es rallado.
Me acordé en ese momento de ese mensaje que circulaba en Facebook hace unos meses:
"Haber" es un verbo, "A ver" es mirar, "haver" no existe. "Hay" es haber, "Ahí" es un lugar, "Ay" es una exclamación, "ahy" no existe. “Haya” es haber, “Halla” es encontrar, “Allá” es un lugar, "Aya" es niñera. "Iba" es de ir, "Iva" es un impuesto e "Hiba" no existe. "Valla" es un cartel grande, "Vaya" es ir y "Baya" es un fruto. Campaña contra la ignorancia, pega esto en tu muro.
Yo no soy botón ni pego nada en ningún muro. Pero si hubiese querido comprar un marcador para arreglar los desperfectos del auto hubiera dado la vuelta hasta encontrar al tipo que tenía su cartel bien escrito.

viernes, 27 de enero de 2012

585 días sin ir al cine

585 días es el tiempo que pasó entre esto y esto:
Es que durante ese período pasó esto.

jueves, 26 de enero de 2012

viernes, 20 de enero de 2012

Love You Forever (spoiler)


No sabía que los libros para chicos podían ser tan tristes. Un bajón. Cuando lo veía a Joey leer Love You Forever y hacer llorar a resto de los Friends pensé que era por su lectura dramática del libro y no por el argumento y la historia.
(grr. YouTube no deja embeber la escena así que para verlo clickerar acá)
El año pasado, mientras cargábamos medio carrito en Babies "R" Us en Miami encontramos una copia del libro a 5 dólares y la trajimos. Algunas semanas más tarde, a Agus se le ocurrió leerlo entero y me contó la historia. La de una madre que le canta a su bebé la misma canción una y otra vez. Cuando el bebé crece se la sigue cantando. Se la canta al niño, al adolescente, al adulto que abandona el hogar, se casa y tiene hijos (nietos). Se la canta siempre durante años, hasta que un día le dice a su hijo que ya está vieja. Su hijo la mece se la canta y... (no lo dice pero la deja picando) la vieja muere. El libro termina con el hijo (ya grande) cantándole la canción de cuna a su bebé.
El ciclo de la vida. Triste y melancólico. Como la vida misma. Pero en un libro para leerle a los chicos en la cuna.

martes, 17 de enero de 2012

Estimado @adrocormillot

Antes que nada, aclaro que tengo un muy buen concepto de tu persona y tu trabajo. Sigo –esporádicamente- todos tus pasos televisivos, presto atención a tus conceptos sobre alimentación y espero en algún momento poder hacer tiempo para leer tu libro La comida no engorda, ¿por qué engordamos nosotros?
Ahora bien, estuve leyendo durante mis vacaciones algunas entrevistas publicadas en ocasión de la promoción de tu libro. En ese contexto, aprovechás para comentar tu visión acerca de la publicidad y el marketing la cual considero, al menos en su concepción, errada. No quisiera entrar en el terreno de las cualidades alimenticias de la mayonesa, la Coca-Cola o las hamburguesas McDonald’s; me sentiría muy en desventaja. Sí, en cambio, creo que puedo discutir sobre los efectos de la publicidad y el marketing en la decisión de un comprador y en la relación entre la publicidad de un producto engordante y la obesidad de un consumidor.
Conviene primero recordar algunas de tus declaraciones publicadas por las revistas Noticias, Veintitres y El Guardián.

“El marketing (…) es terriblemente poderoso. Los chicos ven 10 mil publicidades por año de comida engordante. Pero cuando la gente observa a un chico obeso lo primero que suele decir es que es culpa de los padres, que no le enseñan a comer”
“Si vos estás expuesto todo el día a ver publicidades de helado, vas a terminar comiendo helado. Lo que planteo en el libro es que no hay ninguna cuestión emocional en esto; la cuestión es ser víctima del medio ambiente, que nos propone comer todo el tiempo.”
“No hay regulación del marketing publicitario; que alguien me diga por qué es divertido comer mayonesa. ¿Me explicas cómo se “destapa” una felicidad como sugieren se puede hacer ciertas publicidades, si uno consume una gaseosa?”
“El estímulo es permanente (…) desde la televisión, hasta la cantidad de pantallas con publicidad de comida engordante. O mismo la publicidad que dice que la mayonesa es divertida. Si vos a una familia le decís todo el tiempo que la mayonesa es divertida y no hay ningún tipo de ente que regule ese tipo de mensajes, la gente va a comer mayonesa.”
“el payaso de McDonald’s abre una casa para ayudar a los pibes oncológicos. Tienen 20 pibes trasplantados, pero también ocho millones comiendo hamburguesas que los van a matar el día de mañana. Ahora venden ensaladas para seguir con el marketing extorsivo del juguetito.”
“No estoy diciendo que no debe haber publicidad, pero se debería explicitar que ese alimento contiene alto contenido de grasa, y el exceso puede producir un riesgo para la salud. Hay una marca de bebida cola que propone que si vos tomás esa gaseosa vas a ser feliz. El tema está en que nadie regula ese tipo de mensajes. Una empresa tiene la responsabilidad de comunicar lo que quiera, siempre y cuando lo que comunique sea verdad.”


Creo que estás sobrevalorando el efecto lineal del marketing sobre la decisión de compra o de consumo de la gente. El marketing no es una herramienta mala o buena per se, es apenas un recurso que te permite –entre otras cosas- dar a conocer un producto o promocionar un libro como vos lo hacés muy bien. Hace 100 años se creía que los efectos de los medios eran tan poderosos que se llegó a decir que una mentira dicha 100 veces se convertía en verdad (un ministro de Propaganda nazi habló mucho de eso). La realidad, con el tiempo, demostró ser más compleja. Hoy, la gente no toma una decisión basada solamente en un mensaje que recibe sino en varios. No alcanza con poner al aire y repetir un comercial de helados para que la gente salga corriendo a Freddo. Influyen también el boca a boca, la percepción de la marca, el contexto de esa persona, la película que acaba de ver en la tele, lo que leyó en Internet, el SMS que recibió de su amigo, el calor, el tipo que vio caminando por la calle con un helado y le despertaron su apetito… y no sé cuántas cosas más. Pero lo cierto es que son muchos los elementos que desembocan genuinamente en un comportamiento. Por eso, asegurar que “si vos estás expuesto todo el día a ver publicidades de helado, vas a terminar comiendo helado” me parece que es sobrevalorar el poder de la publicidad. Si fuera tan simple las empresas invertirían enormes presupuestos sólo en publicidad (y no lo hacen).
Respecto de Coca-Cola, que propone “destapar felicidad”, habría que aclarar que es una metáfora. Se trata de disfrutar el momento de encuentro con amigos, disfrutar del sonido una Coca bien fría que se abre en el momento en que te juntás a conversar de la vida con tu mujer; se destapa felicidad cuando una madre recompensa a un chico porque se portó bien con un vaso de su gaseosa preferida (Honestamente, no me imagino a ningún chico que valore una recompensa en forma de ensalada de tomate y lechuga). Incluso, vos planteas que podemos recurrir a estos productos engordantes de tanto en tanto. Y en esa ardiente paciencia por haber esperado ese día en que nos toca tomar una rica Coca-Cola junto con un ser querido realmente me parece una buena imagen la de “destapá felicidad” para coronarla.
Y con la mayonesa y su carácter divertido pasa algo parecido. Nadie espera que salga un payaso del envase de Hellmann’s, pero se la relaciona con el momento en el cual nos damos un gusto.
McDonald’s, por su parte, es siempre un blanco fácil para cualquier crítica. Es cierto que su comida es alta en grasas, colesterol y demases cosas malas pero nadie está obligado a comerlas en exceso, ni he visto a la empresa suplicarle a sus clientes que vuelvan todos los días a pedir su combo preferido. Es un argumento débil plantear que la comida de McDonald’s hace mal. ¿Cuál es la novedad? ¡Claro que hace mal! Hasta mi hijo de un año lo sabe. Y comer seguido en McDonald’s va a hacernos peor. Por lo demás, sí, es verdad, ofrecen ensaladas; y la cajita feliz ahora trae frutas de postre; y los juguetes son geniales y coleccionables. Y, mal que le pese a todos sus detractores, estos yanquis imperialistas encaran muchos más proyectos solidarios que otras empresas; la casa del payaso es solamente uno de ellos. En los locales de McDonald’s –además- te dejan pasar al baño aunque no consumas allí.
Para ir cerrando, ¡una coincidencia! “No estoy diciendo que no debe haber publicidad, pero se debería explicitar que ese alimento contiene alto contenido de grasa, y el exceso puede producir un riesgo para la salud. (…) Una empresa tiene la responsabilidad de comunicar lo que quiera, siempre y cuando lo que comunique sea verdad.” Estoy de acuerdo en que el problema es el exceso y no está mal advertir acerca de ello en las publicidades. Ahora, ¿limitar los comerciales de mayonesa a imagen y semejanza de la manera en que se han prohibido los de cigarrillos no será mucho?

Recurrí a Twitter, esa red social que permite comunicarte directamente con la persona –famosa o anónima- sin filtros, e intenté volcarte todas estas ideas en 140 caracteres:
@adrocormillot "Si estás expuesto a ver publicidades de helado, terminás comiendo helado" ¿No sobreestimarás los efectos de la publicidad?
@adrocormillot otra: "regular la publicidad que dice que la mayonesa es divertida" No será mucho? La obesidad es culpa de la publicidad?
@adrocormillot la última: "destapar felicidad" es una metáfora. Nadie se lo tome al pie de la letra. En tu guerra contra el mktg exageras.

No pude conseguirlo. Me contestste:
@unmigone toda devolución y critica aunque no sea constructiva es bienvenida. Gracias!

Espero que este post haya sido una crítica un poco más constructiva que la anterior.
Te mando un gran y muy nutritivo saludo,
unmigone

miércoles, 11 de enero de 2012

Vacaciones

Ida

Vuelta

jueves, 5 de enero de 2012

Cameron Crowe es mi ídolo

A principios de 2001, cuando estudiaba, era joven y todavía tenía ganas de cambiar el mundo se estrenó Casi Famosos. Para los que no la vieron es la historia de un adolescente prodigio que sale de gira con su banda de rock favorita y cubre el tour para la Rolling Stone. Flasheé. Había visto Jerry Maguire dos años antes sin mucho interés. La volví a ver y me gustó más. Más tarde ví Vanilla Sky y también me encantó. Y unos años después, también vi Elizabethtown, un bodrio que todos criticaron pero yo disfruté. En el medio, leí casi todo lo que Crowe publicó en sus épocas de cronista y de escritor.
Lo que me gusta de las historias de Cameron Crowe (él escribe el guión de todas sus películas) es el punto de vista desde el cual se encara la narración, que es generalmente recurrente. El del personaje principal, un héroe-antihéroe que quiere con mucha ingenuidad cambiar el mundo. En Jerry Maguire, revelándose contra las grandes corporaciones, en Casi Famosos, rescatando la esencia del rock –la música-; en Vanilla Sky, dejando de lado la mezquindad y volviendo a las fuentes de la vida (aún estando muerto); y en Elizabethtown escapando de ese mundo ambicioso que le había dado la espalda cuando el personaje fracasó y salvándolo del suicidio. A pesar de esa gran ingenuidad, los personajes, generalmente, consiguen cambiar el mundo (o, al menos, su mundo). En ese choque de fuerzas que motorizan la historia la que triunfa al final es la del más débil, la de nuestro héroe. Todo eso, maquillado con una buena selección musical, personajes y espacios bien americanos y diálogos inteligentes.
Hace dos semanas, hice tiempo finalmente para poder ver Twenty, el documental en el cual cuenta la historia de los primeros 20 años de Pearl Jam, una de mis bandas favoritas. Fue raro, porque lo vi por partes, entrecortado y sin la atención que se merecía. Crowe es amigo de los Pearl Jam desde sus comienzos y se involucra personalmente en la trama a través de las entrevistas. Conocía bastante bien la historia de la banda pero pude descubrir algunos aspectos nuevos de su música, conocer mejor la escena de Seattle de principios de los 90 y entender mejor la supuesta rivalidad de Pearl Jam con Nirvana. Pero sobre todo encontré de nuevo, aun siendo un documental, esa mirada particular y esa trascendentalidad del héroe ingenuo que quiere cambiar el mundo. Esta vez, con la música como bandera y por el camino incorrecto. Y lo consigue.

martes, 3 de enero de 2012

El combo Big Mac cuesta la mitad que el resto de los combos


Cuando pienso en si escribir o no este post me imagino que para una parte de la gente que lo lee puede resultar una verdad relevada, pero para otra parte una verdad de perogrullo más obvia que y más conocida y comentada que cualquier cosa.
Estimado lector, si pertenece al segundo grupo no siga leyendo.
Lo cierto es que el combo Big Mac (otrora el combo 1) ya no aparece promocionado en los carteles de los locales de McDonald's aunque sí aparece a modo de trampa su primo bobo: el Triple Mac. ¿Por qué sucede esto? Porque el combo Bic Mac es en la Argentina sensiblemente más barato que el resto de los combos y, por consecuencia, no rentable para la empresa. En algunos casos, la diferencia es del doble (o de la mitad, de acuerdo a cómo se lo analice) del precio de los otros combos.
La foto con la lista de precios es real y fue tomada en el local de Patio Bullrich hace dos semanas. Y muestra cómo mientras el McCombo Bic Mac cuesta $21,90 el McCombo ANGUS Premium Bacon, en el otro extremo, está a $45,00, más del doble.
La diferencia se hace más asimetríca todavía si comparamos el McCombo Bic Mac (de nuevo, a $21,90) con el McCombo Triple Mac por el cual la empresa de la M exige $36,50; es decir, agregarle una capa más de carne a la hamburguesa emblema de McDonald's (que, dicho sea de paso, deja mucho que desear en cuanto al tamaño) implica tener que desembolsar un 66% más de dinero.
Las razones detrás de la movida son un poco obvias y se pueden leer en esta nota de La Nación de abril.
A continuación, reproduzco algunos pasos de la nota que aclaran el panorama:

Aunque la empresa aduce que obedece a diversas políticas de promoción, en el sector es casi un secreto a voces que la decisión de pisar el precio de la hamburguesa doble con queso y pepinos se habría tomado luego de un pedido del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El funcionario no contestó la consulta de La Nacion.

¿Por qué el guardián de los precios se la agarró con el sándwich más popular del mundo? Hay dos teorías. La primera, de difícil comprobación, es que se trata de uno de los productos relevados por el índice de precios al consumidor (IPC) del Indec; al plancharlo, se baja artificialmente el indicador de inflación, aunque en una proporción muy reducida.

La segunda es más evidente. La revista británica The Economist elabora anualmente el "índice Big Mac". Esa comparación deja en evidencia que, aquí, los precios argentinos están muy cerca de los norteamericanos, aunque el ingreso promedio de sus ciudadanos muestre una brecha considerable. Si el índice releva un precio del Big Mac argentino artificialmente bajo podría llevar a pensar que el peso aún mantiene la competitividad cambiaria que ganó con la devaluación de 2002.

domingo, 1 de enero de 2012

Dakar

Estoy un poco hinchado las bolas del Dakar. Nada grave, pero ya me cansó bastante. El primer año (2009) lo viví con mucha excitación. Hasta salí al balcón a ver pasar los vehículos por la avenida Callao. Después, todo fue indiferencia. Ahora, hasta me molesta que se siga corriendo en la Argentina. No me molesta que se siga llamando con el nombre que tenía cuando se disputaba en África (Senegal=capital:Dakar), pero sí me aburre ya bastante el circo que se genera año a año en torno a la competencia. Lo quería comentar, nada más.