domingo, 9 de agosto de 2020

Una buena experiencia con el @Santander_Ar

Como la noticia que es el hombre que muerde al perro y no al revés, o sea, lo habitual, lo más común es tener malas experiencias con el banco. 

Esta vez fue buena.

El viernes fui a sacar plata al cajero. Hacía mucho tiempo que no sacaba plata con la tarjeta de débito de un ATM. Puse mal la clave 1, 2, 3, 4 veces y se bloqueó la tarjeta. Además de enojarme mucho conmigo me enojé con el banco. Que te pide siempre mil claves, que la cambies cada 10 minutos y que tienen que ser diferentes. Lo cierto es que por la cuarentena olvidé cuál era la clave que va para el cajero automático, o al menos no era la que yo recordaba.

Volví a casa, resignado, enojado y sin plata. 

A la noche, vía home banking (esa clave sí que me la acuerdo) hice el trámite para pedir un turno para que un oficial de cuentas me blanquee la clave. Gestioné un turno para ir a la sucursal del banco más cerca de casa el martes que viene a las 14, el primer horario disponible.

Ayer a la tarde me llegó una notificación, un push up, al teléfono. Me avisaba que podía blaquear la clave desde la app. El sistema sabía que mi tarjeta estaba bloqueada y me ofrecía hacerlo online. 

Genial. 

Desde la cama, en 5 minutos, completé el trámite, que eran dos pasos simples.

Lo único que faltaba era ir a un cajero automático en las próximas 24 horas e ingresar una clave nueva para asociar a la tarjeta.

En otras circunstancias podría haber estado un mes sin tarjeta de débito o tener que resignarme al tedio de ir al banco. 

Ayer sentí que el banco me tiró un salvavidas. 

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