viernes, 7 de diciembre de 2012

Londres es la ciudad Apple

Exactamente un mes después de bajar del 777 dejo esta reflexión final sobre la ciudad de Londres y cierro de esta manera el episodio viaje hacia ese destino hasta la próxima, no sé cuando, pero espero que sea pronto, antes de los 1000 días.
No soy un fundamentalista de la marca de la manzanita, alguna vez dije ésto sobre su creador, pero tengo unos conocimientos intermedios-avanzandos sobre sus productos y sobre la empresa en particular y puedo resaltar tres características principales sobre los dispositivos Apple:
1. son caros
2. son productos de buena calidad (o muy buena/excelente, dependiendo de quien los juzgue, pero nunca bajan de buena)
3. tienen un fuerte compromiso con el diseño y con el sentido de la estética
Esta idea me vino a la cabeza una mañana lluviosa caminando por uno de los parques centenarios (¿milenarios?) de la ciudad. Prometí traspasarla de la mente al blog. Mientras buscaba la salida por los laberínticos pasillos del Regent's se me vino a la mente esos puntos de contactos entre la ciudad y la empresa de Steve Jobs. Es que en Londres es así. Una ciudad que llama la atención por lo caro, pero un lugar en donde todo funciona bien (transporte, servicios, supermercados) y en donde predomina el valor estético y la armonia con el entorno. Fuerza de manera natural la duda que planteó el indio de Aurora Grundig en los 80: caro, pero el mejor. ¿Vale la pena pagar más para tener un buen servicio o producto? A veces sí. ¿Se disfruta más pagando caro con la certeza de que se recibirá a cambio buena/muy buena/excelente calida? Creo que sí. Y más cuando las brechas entre los precios de Londres y Buenos Aires se acortaron, inflación mediante, bastante. Nada peor en un viaje que sentir la cabeza que le picotea "pagaste una fortuna por esta berretada". En Londres, al menos, la última parte de la frase no sucede. Y en Apple, generalmente, tampoco. Cuando uso un iPhone, un iPad o una MacBook Pro me siento confiado, seguro. Y me olvido de lo que costó o cuesta tener ese producto. Disfruto del diseño y de la estética de la sencillez, también. Y lo mismo me pasó en Londres.

1 comentario:

Nico dijo...

Londres tiene tantas cosas para ofrecer que no cuestan nada (parques, calles, museos), en cambio Apple te cobra hasta para tener un adaptador usb, pero está buena la comparación.
Abrazo!