martes, 4 de diciembre de 2012

Hay que afeitarse para la gala


La semana pasada me detuve unos 35 segundos a revisar la tapa de la revista Caras que tenía como tema a la gala por los 20 años de la publicación y hubo dos cosas que me llamaron la atención.
La primera es la calidad del montaje. Ya parece que ni se gastan y le dejan hacer el Photoshop al pasante de diseño de Editorial Perfil. Hay casos como el de Viviana Canosa que parece que estuviese sentada en la falda del Hombre Invisible.
La segunda es un comentario más careta pero que vale la pena reflexionar. De los cinco hombres que están en el pliego principal apenas uno (Sebastián Estevanez) se afeitó para la foto. Los otros cuatro (Tinelli, el de Graduados, Peter y Juan Darthes) ni siquiera se gastaron en corregir o emprolijar la barba de cuatro días para una supuesta gala que por definición es un evento con código de vestimenta elegante. En realidad, no es que no se lo hayan tomado en serio al tema de la fiesta. Todos portan costosísimos trajes de etiqueta por los cuales deben haber desembolsado cientos (o miles, en el caso de Marcelo) de dólares. Pero ninguno de ellos se tomó 15 minutos para rasurarse y aparecer mejor arreglado. Porque no se trata  en ninguno de esos casos de una barba consolidada como la de Lanata, por ejemplo, la que portan, ni esa nueva barba-sombra-perorolija como la de Germán Paoloski, si no que es claramente una descuidada barba crecida duarante cuatro o cinco días de dejadez. Si está de moda la barba crecida, la camisa desabrochdada hasta el cuarto botón y el rosario asomando por detrás será un tema para otra discusión. Pero si vas a ir a una gala para la cual te calzás un equipo carísimo, afeitate. A vos te hablo, Tinelli. Nada más.

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