jueves, 26 de agosto de 2010

¿Funcionan los teléfonos públicos?


Mensaje para los mocosos irreverentes que nacieron con un celular bajo el brazo: hasta hace algunos años, los teléfonos públicos servían para hacer llamadas desde la calle y, con suerte, encontrar a alguien en su casa u oficina. Solían ser unas burbujas naranjas y, en vez de marcar, se discaba (literalmente). En Londres siguen exisiendo las cabinas telefónicas, rojas y pintorezcas. En Buenos Aires, cuando se privatizó Entel, las operadoras reemplazaron las burbujas naranjas por modernas y primermundistas cabinas.
Hoy, los teléfonos públicos adornan las veredas de las principales calles de la ciudad. Los celulares (más chiquitos, portátiles, en fin, prácticos) han dejado a esta extensión callejera de una línea fija casi sin razón de ser. Digo casi porque un uso muy frecuente que se le da a los teléfonos públicos es el de depósito de folletos promocionales, principalmente de profesores de guitarra y mujeres muy amables como "Brisa y sus amigas" que te invitan a su casa (no sé bien a qué, pero estoy seguro que no es a tomar el té).
Una vez por año, los diarios publican artículos sobre el ocaso de los teléfonos públicos. Algunos ejemplos más o menos recientes son éste, éste y éste.
La primera nota reproduce anécdotas medio ridículas sobre cómo era la vida cuando los teléfonos públicos eran importantes y escaseaban (aclaro que yo no recuerdo haber vivido en esos tiempos). Algunos de los pasajes más divertidos:

A fines de los 70, dos de cada tres familias no tenían teléfono en la casa. Y gran parte de la población, en la "dulce espera" de la línea hogar de Entel, estaba obligada a hacer todas sus comunicaciones desde una burbuja naranja.
Ninguna conversación era realmente privada: había que hablar desde un teléfono público y delante del público de la fila que se formaba.
"En 1987, cuando lo echaron a mi marido del trabajo, corrí al teléfono de Fitz Roy y Santa Fe para hablar con el abogado. Había una fila larguísima. Cuando me tocó el turno, no me podía comunicar. Y la señora que estaba atrás empezó a quejarse. Le respondí: «Por favor, que lo echaron a mi marido y tengo que ubicar urgente al abogado». La tercera de la fila me contestó: «¿Ah, sí? A tu marido lo echaron y el mío se fue con otra. Apurate que tengo que llamar al abogado para que lo siga»", recuerda Graciela, de Palermo.
(...)
Lo peor era que había que salir a recorrer hasta encontrar un quiosco que vendiera cospeles y volver a hacer la larga fila en la que las reglas de convivencia debían respetarse a rajatabla. Una llamada por persona. Y cuando se colgaba el tubo, aunque hubiera dado ocupado o no se pudiera establecer la comunicación, había que ceder el turno y retroceder hasta el final de la fila. Si la llamada era muy larga, había que hacer oídos sordos al mal humor del próximo en la fila, que resoplaba en la nuca de uno y hacía tintinear con nerviosismo los cospeles.

Menos mal que esos años que describe el artículo ya pasaron y hoy podemos resolver casi todas las emergencias de comunicación desde un minúsculo aparato.
Se me ocurre que, así como yo recuerdo haber visto de chico en funcionamiento los últimos buzones de correo (hoy piezas de colección y decoración), los chicos de 8-10 años podrán recordar que cuando eran muy niños todavía había gente que hablaba por teléfono público.
Para terminar, el tema que tiene que ver con el título de esta entrada. Salimos a la calle a probar los teléfonos públicos que entorpecen el paso en la avenida Santa Fe. Probamos hacer llamadas con monedas de curso legal vigente en tres teléfonos diferentes. Los resultados del experimento, a un click de distancia:

5 comentarios:

JLL dijo...

Encontrar un teléfono público que ande en BsAs siempre fue una tarea complicada... ya sean estatales o privados

Cholo dijo...

Yo hice una llamada hace dos semanas desde un teléfono público enfrente del teatro lola membrives. Funcionaba y me fue útil.

Los teléfonos de los tres videos tienen todos el mismo culo en los folletitos.

Anónimo dijo...

Cuando nos casamos en la decada el 70 no teníamos telefono en el dpto. ni en el edificio. A los 8 meses de mi primer embarazo instalaron un telefono público en una esquina, a una cuadra,¡Casi morimos de emoción por estar tan cerca y comunicados al fin! El 12 de mayo a las 7 de la mañana tu papa lo inauguró cuando fue a llamar al médico porque yo empecé con contracciones. Ese día, mas tarde, naciste vos. (contale a Pedro)
Pilar

Anónimo dijo...

Yo usé mucho teléfono público en mi adolescencia. Tenía tarjeta prepaga y todo! Se recargaba en el kiosko. La úsabamos para llamar al remise después del cine o la matiné. En ese entonces ya eran verdes como los de ahora
Merita

Gabriel dijo...

Qué lindo mj. el de los que "se casaron en la década del '70". La emoción de lo simple jamás superará el pasatiempo de lo complejo.
Jamás olvidaré cuando quitaron las cómodas y prácticas cabinas de ENTEL para colocar las porquerías que les precedieron. El teléfono público no debe morir, la conciencia de "lo público" no debe morir.
Llamar de celular con "abono mesual fijo" costo promedio: 80 ctvs. el minuto. Llamar de un tel. público (horario normal) 25 ctvs cada 2 min. (horario reducido) 25 ctvs. cada 4 min. NO SEAMOS BOLUDOS, NO PARAN DE ROBARNOS!!!!!