martes, 10 de diciembre de 2019

El año en que dejé de consumir medios

Este año dejé de ver televisión.
También dejé de escuchar radio.
Hace tiempo ya que no leía los diarios en papel, salvo los domingos. Pero este año la situación se agravó. Salvo por cuestiones laborales, no consumo medios. Y eso es bastante para mí.
Cada tanto vuelvo a prender la televisión. ¿Sigue estando Fantino? ¿Doman en Intratables? ¿A qué hora dan lo de Guido? ¿Ese programa de Leo Montero es en serio o en joda?
No es una pose. Me encantaría poder mantener la rutina de prender la televisión o la radio, o recibir el diario por abajo de la puerta y desplegarlo encima del tazón de café con leche. O pasar por el kiosco para pedirle a Sergio si llegó la Rolling Stone de este mes.
Simplemente, ese hábito se diluyó. Fue con bastante naturalidad que me asusta un poco. Hice todo lo posible por mantenerlo. Hasta me pregunto si fui yo el que abandonó a los medios o si, acaso, no fueron los medios los que me abandonaron a mí.
Hoy, como a casi todos los alumnos a los que le pregunto, los medios casi no existen en mi vida (salvo por temas profesionales). Las plataformas digitales lo han hecho una vez más. Cambiaron los formatos, y a cada industria le llega su Uber.

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