De todas los tipos de lluvia que tuvimos esta semana, la garúa es mi preferida de todas. Esa caída de agua finita pero persistente es, a pesar de lo poco que me gusta la lluvia en general, mi favorita. Como esos ventiladores que rocían agua en verano, las garúas son molestas a la vez que se disfrutan. En Buenos Aires tenemos pocas garúas genuinas, pero caminar abrigado bajo una suave garúa que cae sobre mi cabezsa es uno de aquellos pequeños placeres. Raro, claro está, pero pequeño placer al fin.
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