Un aparato Fuyí cuelga detrás de la mesa de luz, sostenido apenas por un adaptador que se bambolea irregularmente sobre el enchufe correspondiente en la pared.
Una tableta azul empuja al piso a otra tableta, una menos azul, celeste casi, la tableta de la noche anterior.
En el piso, sobre la cerámica naranja, yacen los cadáveres de 6 o 7 tabletas más.
En el otro cuarto, un alargador conectado a una zapatilla conectada a su vez a un aparato con otra tableta quue alcanza a los Fuyís hasta la habitación, donde no anda la fase del tablero de luz lo cual obliga a improvisar para garantizar el abastecimiento de las tabletas.
El tema de los mosquitos se ha convertido en una cuestión de Estado en Uruguay.
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