La última vez que había estado en el Monumental viendo jugar a River (y me remito a eso; no entran recitales ni partidos de la Selección) fue el 13 de agosto de 1997. El equipo de Ramón Díaz ya había salido campeón y festejaba en casa jugando en la última fecha del Clausura contra Independiente en un partido de entre semana, un miércoles. Resultado 0-0. Encontré esta crónica de Clarín que empezaba contando lo que pasó así: "Entre los homenajes, la música, los estruendos artificiales, las serpentinas, el papel picado, la comparsa correntina, las luces, la fiesta al fin, el fútbol fue apenas una invitación para cerrar el campeonato. Y aunque a Independiente le interesaba el resultado, la gran noche de River no permitía ninguna invasión. Ni siquiera de la pelota. Y entonces el partido interesó más o menos."
Ni me acordaba cómo había salido el partido hasta que leí la nota, pero sí retenía algunos de los nombres que estuvieron ese día en la cancha: Francescoli, Gallardo, Salas, Sorín, Burgos, Hernán Díaz...
El domingo pasado entré con Albertito al estadio Liberti para ver jugar a River otra vez después de más de 16 años. Ramón estaba en el banco de suplentes pero la realidad de River era otra Y los nombres también: Funes Mori, Maidana, Pezzella, Lanzini, Ariel Rojas... Todos apellidos que seguramente no quedarán grabados en las paredes de la gloria del club y otros que apenas tal vez arañen una mueca de respeto: ¿Kraneviter? ¿Driussi?
No hace falta mucho espacio para explayarse sobre el partido: se puede resumir el partido en un twit: Primer tiempo: nada; ST: Teo y la RPMQTP, Migliore culo roto; Carbonero, ¡Gol! ¡en contra! 1-0.
Había ido con ganas de anotar muchas cosas sobre la gente. Anoté algunas. Quería comparar la diferencia entre la experiencia de ir a la cancha en un partido tranquilo en Argentina 2013 y lo que pude vivir el año pasado en la Premier League.
Lo haré en otro momento.
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