jueves, 21 de junio de 2012

La noche en que unmigone vio a Watatumi consagrarse en un concurso de preguntas y respuestas

Fue el sábado pasado. En algún lugar del partido de Vicente López. La convocatoria la hacía la comunidad rusa en el país y el evento en cuestión era a beneficio, aunque nunca supimos bien el destino final de la recaudación ni la certeza acerca de si los beneficiados serian los scouts o los pacientes de un geriátrico apadrinado por la comunidad. No importa. La organización estaba muy aceitada. Había una caja en la cual se cambiaban pesos por barakos, la moneda local. Y un buffet en donde convertía los barakos en comida: arroz con strogonoff y una sopa de remolacha con una tarta de repollo, vino, Coca Cola y café. En un salón de usos múltiples nos fuimos acomodando todos los grupos. Casi todos eran conocidos, nosotros parecíamos ser los únicos forasteros. Encontramos una mesa de 6, la más cerca del leño hogar. Tenía una pata chueca; le puse una servilleta para nivelarla. ¿Cuál es el nombre de su grupo?”, nos preguntaron. “Watatumi”, me apuré en responder. Pensé en el amo del mar para la mitología japonesa, pero en realidad se trataba de ese noble flotante de 28 pies propiedad de la familia Solveyra en el que alguna vez salimos a navegar. Hechas las presentaciones de rigor, los 10 equipos de 6 participantes cada uno se acomodaron en sus lugares para empezar la competencia. Pedro, el MC, comentó la modalidad del certamen. Eran preguntas de 10 categorías diferentes, con intervalos de 10 miuntos para contestar cada planilla de 20 preguntas aproximadamente. La primera ronda le correspondió a la categoría Ciencia. Fue un cachetazo que puso en órbita la soberbia de Watatumi, que ya se sentía campeón antes de empezar. Algunas preguntas cómo la amplitud del espectro sonoro y algo sobre las musarañas fueron el baño de humildad que hacía falta para comenzar a pelearla de atrás. En la segunda categoría, Fotografía, no nos fue mejor. “¿Esto qué es?, ¿el edificio del ACA?”. “Este me parece que es en Taiwan”; “No, en Dubai”. Cuando vinieron las preguntas de Deportes la balanza comenzó a inclinarse hacia nuestro lado. Después, con la música de Series también descontamos puntos. Cine era difícil, pero salimos airosos, adivinando el año en que La Novicia Rebelde ganó el Oscar (1965) y reconociendo a un jovencísimo Cary Grant. En Geografía obtuvimos el puntaje más alto. Y para las preguntas de Arte, por más rebuscadas que fueron, teníamos en nuestra mesa a una experta. Para ese entonces, había tres equipos que nos habíamos despegado del resto: SOC III, Beluga y nosotros. Apenas un impulso más con las preguntas de Actualidad. El objetivo era mantener la ventaja, evitar que los competidores directos descontaran. Funcionó. Llegó el momento de la entrega de premios. Aplauso, medalla y hasta una copa como la que nos daban cuando festejábamos el cumpleaños en el bicicross. Ah, y de premio, una botella de champagne para cada participante. ¡Ganamos! Hasta el año que viene.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo!!! Suena como que se diviertieron después de todo! Me hubiera encantado ser mosquito en ese momento para ver la situación jajaj
AnaC

Anónimo dijo...

Buenísimo! ya casi me había olvidado de la experiencia.
De todas maneras, ya me mandé la parte con mis alumnos