Para los enemigos acérrimos de los shoppings y, más aún, de los shoppings en épocas navideñas-:pero obligados a traspasar sus puertas para comprar regalos (por placer o por obligación) el Patio Bullrich es la mejor opción.
Más allá de todo lo que se pueda decir de este espacio de compras (¿Cuán progre se puede ser sin criticar al Patio Bullrich y no usar la palabra "oligarca"?), el Patio tiene el tamaño perfecto (ni muy grande ni muy chico), la cantidad de locales clave (todas las marcas están allí, las más caras y las no tanto) y -lo más importante-: ¡No hay mucha gente! Apenas algunas viejas tomando café o yendo al cine.
Para sacarse una foto con Papá Noel, por ejemplo, es ideal. Mientras son conocidos los dolores de cabeza de las madres que son forzadas a soportar interminables colas en Unicenter y pagar altísimos precios para obtener una instantánea con Santa, en el Patio -y por ya segundo año consecutivo- fue hasta casi una experiencia placentera.
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