viernes, 26 de agosto de 2011

Querido Roger


Querido Roger:
Te escribo para contarte que no voy a poder asistir a ninguno de los shows en los cuales presentarás tu espectáculo “The Wall” en Buenos Aires en marzo del año próximo. No voy a poder andar por Nuñez ninguna de esas seis noches porque voy a estar ocupado con otros menesteres propios de la vida del pequeño burgués.
Me hubiese gustado estar allí pero en los pocos atisbos por conseguir un ticket me topé con algunos problemas. ¿Problemas? Tal vez sea una definición que le quede grande a la cuestión, pero la desesperación popular que disparó la demanda y la exagerada inflación aplicada al valor de las entradas aplastaron mi entusiasmo por asistir.
Parece que mucha gente se colgó hace cuatro años y medio cuando viniste por segunda vez a la Argentina. Si no es así, ¿cómo se puede explicar que en 2007 sólo tocaste dos veces en el Monumental y ahora todos nos desgarramos por un pase a cualquiera de los seis shows? Sí, sé que se trata de “The Wall” pero, ¿“The Dark Side of the Moon” es tres veces peor que el disco doble del 79? No lo creo. Y por otro lado, sabemos que nuestro país registra uno de los índices inflacionarios más altos del mundo. Para colmo no sabemos bien cuánto, pero los consultores más opositores lo ubican en un promedio del 30% anual. Acumulado, en cuatro años ese valor escalaría a un 120% más o menos, ¿no? Bueno, parece que para los organizadores del recital la inflación fue un poco más, un 500% para ser exactos. Porque la ubicación por la que yo desembolsé 120 pesos en 2007 demanda ahora un esfuerzo de ¡600 pesos!
Quiero contarte que por suerte pude estar presente allí parado escuchándote un 17 de marzo del año en que viniste por última vez. Recuerdo el sonido cuadrafónico 360° que nunca antes había escuchado y nunca después volví a escuchar en un recital al aire libre.
Recuerdo el comienzo con “In the Flesh”, el cerdo volador con consignas políticas customizadas que preguntaba ¿Dónde está Julio López? (seguimos sin saberlo), la conmovedora versión de “Shine on You Crazy Diamond” y el clip de fondo de “Leaving Beirut” en la pantalla gigant(ísima) que disfruté mucho. Y de pronto, todo se cortó y dijiste: “Paramos un poco y volvemos en un rato para tocar ‘Dark Side…’”. Efectivamente, 15 minutos después empezó a sonar “Speak to Me” y, como en el disco, la música no paró nunca más hasta el último acorde de “Eclipse”. En el medio pasaron “Time” y “Brain Damage”, dos de los temas que más me gustaron. Después hubo tiempo para “Confortably Numb” y otras canciones más.
Me doy por satisfecho con haber estado allí ese día. Todavía conservo la entrada cortada esa noche; la tengo guardada junto –vaya paradoja- al CD de “The Wall”. Espero que el mundo no se termine en 2012 y que en algún otro momento, acá o allá, nos podamos volver a encontrar. Por el momento, no va a poder ser. Mucha suerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ungui yo compre dos entradas y una si queres te la regalo
Miguel.

JLL dijo...

yo tampoco voy a ir.
Y Dark Side es mucho mejor que The Wall, en mi opinión.