martes, 22 de febrero de 2011

Dato ñoño: ¿Quién es Richter?


Volví a escuchar ayer una de esas tantas palabras que son casi cotidianas, que leemos, usamos y hasta explicamos qué significan sin saber en realidad nada de nada (o muy poco en el mejor de los casos): escala de Richter.
Advertencia: los párrafos que vienen a continuación tienen muhas aclaraciones entre paréntesis.
El terremoto (¿sismo?) que ayer sacudió (literalmente) al NOA (sin heridos por suerte) fue apenas una excusa para ponerme a leer aunque sea unas líneas acerca de ese tipo que tiene su apellido en un popular sistema de medición de magnitud de movimientos telúricos (telúricos es una palabra graciosa, suena como algo malo aunque no se lo asocie a un terremto).
Algo envidiable de los científicos (físicos, matemáticos, médicos, astrónomos, etc) es que pueden aspirar a que su nombre (o apellido mejor dicho) pueda convertirse en un sustantivo, incluso en un verbo si se esfuerzan mucho (¿o de dónde si no viene la pasteurización de la leche?). Es raro y halagador a la vez que el fruto de un esfuerzo, de mucho tiempo invertido, sea no sólo el reconocimiento de los colegas sino también el favor de bautizar a una enfermedad, una vacuna, una estrella, un teorema, un test o una escala de medición en este caso con el nombre de una persona. Pero es así.
Volviendo al tema de los terremotos, no vale la pena profundizar lo que leí sobre la vida y obra de Charles Francis Richter, pero sí comentar dos cosas que me llamaron la atención sobre la famosa escala (y que al menos yo no sabía):
  1. Que la escala es logarítmica. (¿Queeeeé?) Eso significa que un terremoto de magnitud 7 es 10 veces más grande que uno de 6, 100 veces más fuerte que uno de escala 5 y 1000 veces más tremendo que uno de 4
  2. Que Richter no hizo los deberes él solito. En realidad, todos sus trabajos sobre estudios sismológicos fueron realizados junto a su mentor y colega Beno Gutenberg. De hecho, la idea de que la escala sea logarítmica fue de Gutenberg. Según cuenta Wiki, Richter no se dio cuenta de que la escala sólo llevaba su nombre e insistió durante un tiempo para que se reconozca a Gutenberg cuando se mencionan los movimientos de la corteza terrestre. Pero para ese entonces ya era tarde y todo el mundo nombraba su apellido sin siquiera saber quién era él

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