domingo, 30 de enero de 2011
Vacaciones
sábado, 15 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
Los payadores son mis ídolos
Talento, astucia, creatividad, técnica, lo que sea. Me rindo a los pies de estos tipos que improvisan versos sobre la marcha. Y no cantan cualquier cosa. Lo que dicen tiene sentido, es original y cierra redondo. Hasta me dan ganas de hacerme jinete para que el gaucho ese me dedique una payada.
Alguna vez me gustaría ver una contienda entre gauchos payadores y rappers (como en 8Mile):
miércoles, 12 de enero de 2011
Estuve leyendo la Biblia
La semana pasada recibimos a los Reyes Magos en casa. Me di cuenta de que la del 6 de enero es mi fecha de regalos favorita: se ponen lo zapatos, el pasto y el agua para los camellos y listo; al otro día, aparece el regalito. Como en la Argentina no le damos mucha bola a los Reyes, con cualquier pavada y sin compromiso uno queda bien.
Este año, Melchor, Gaspar, Baltazar y toda su tropa me dejaron un presente pero también algunas dudas acerca de su historia. En 30 años de católico nunca me planteé hasta ahora los interrogantes: ¿Por qué llegaron tarde (más de 10 días después) al nacimiento de Jesús? ¿se perdieron? Si siguieron a una estrella que los guió, ¿no podría haber apurado el paso un poco más esa luz?
Como esta vez Wikipedia no tenía muchas precisiones, decidí ir directo a las fuentes. Le pregunté a Agus si teníamos una Biblia en casa y me trajo el Nuevo Testamento forrado que le regalaron cuando tomó la Primera Comunión y busqué la parte en donde se menciona a estos tipos. Primera sorpresa: sólo el Evenagelio según San Mateo habla (y bastante poco) de los Reyes Magos. Esto es todo lo que dice:
Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.»
Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta».
Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel.
Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje.»
Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez la estrella!
Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.
Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.
Algunas conclusiones:
* La Biblia, al menos la que leí, no explica por qué llegaron tarde.
* Nunca se menciona que los magos eran además reyes. Ni mucho menos tres. Por supuesto que no dice los nombres ni da detalles del color de piel. Para la primera parte, hay que decir que nosotros los llamamos Reyes pero en otros idiomas, en inglés por ejemplo, no le dicen así. Respecto de los nombres: ¿Quién los bautizó de esa manera?
* Los Magos (voy a omitir a partir de ahora la palabra Reyes) al presentarse ante Herodes casi botonean al lugar donde nació Jesús que María y José tan celosamente intentaron guardar en la clandestinidad. Después la arreglaron cuando le hicieron caso al sueño y volvieron por otro camino.
* En Argentina, para variar, celebramos las fiestas al revés. Deberíamos hacer como en España: apenas un presente, algo simbólico en Navidad (emulando las ofrendas que recibió el recien nacido de los pastores que andaban por Belén) y los regalos buenos el 6 de enero (a imagen y semejanza de como lo hicieron los acaudalados Magos-no-Reyes).
viernes, 7 de enero de 2011
Maestro, ¿dónde para el 152?
Se sabe:
- Los médicos no soportan que sus parientes y amigos les pidan diagnósticos en reuniones familiares y sociales
- Para los analistas de sistemas/ingenieros informáticos/y-cualquiera-que-trabaje-con-computadoras no hay nada peor que el llamado de una tía pidiendo ayuda para arreglar un problema de Windows
- Los traductores detestan las solicitudes para traducir "un textito" de parte de conocidos
- Los locutores odian que les pidan que le graben mensaje del contestador automático de onda
...y la lista sigue....
Pero no hay nada que le saque más a los kiosqueros y diarieros que la gente que pasa caminado y los convierte en guías T humanas. Así, tanto el "que me tomo para ir a Palermo" como el "¿donde para el 39?" se han convirtido en la peor pesadilla de estos personajes que por naturaleza no suelen portar muy buen humor. Y, casi peor que cambiar monedas, es para ellos una tortura tener que ofrecer indicaciones relacionadas con el transporte público.
Esta semana me topé con un kiosco que busca sortear la pregunta sobre las paradas colocando (muy desprolijamente) dos carteles en donde los despistados transeúntes podrán encontrar la respuesta a esa pregunta tan recurrente. Algo así como una FAQ urbana.
(La foto que sigue tiene muy mala calidad; es que en vez de apretar para sacar foto filmé varios videos cortos. Después hubo que hacer ese enchastre para que sacar de eso un par de imágenes y que se entienda algo). Pero bue, acá va:
Acá va la foto que está mejor:
jueves, 6 de enero de 2011
¿Hay que hablar en el ascensor?
Es un tema recurrente, del que ya se ha dicho y escrito mucho, pero que a mí me sigue generando incomodidades: ¿por qué estamos casi obligados a hablar con extraños mientras viajamos en esa máquina rarísima que sube y baja? Por más de que sea una cuestión de cordialidad me sigue pareciendo forzado tener que saludar a una persona que no conozco cuando abandono el maldito elevador y piso tierra firme. Sólo me sale naturalmente agradecer al noble compadre que me sostiene la puerta mientras corro para no perder el viaje; pero, ¿hablar del clima? ¿despedirme con un "chau, ta' luego" de un casual socio de viaje? ¿Por qué?
¿Cuántas veces me tengo que mirar en el espejo como si ello apurara a la nave para que llegue a destino más rápido? ¿Sirve de algo apretar más de una vez el botón para que la puerta, supuestamente, cierre más rápido?
No me gustan los ascensores, me generan una innecesaria incomodidad. Tal vez porque me obligan a estar cerca (y en un espacio cerrado y pequeño) de una persona con la cual nunca elegí tener interacción.
lunes, 3 de enero de 2011
El diario del día (después) de su nacimiento
1. La tapa del diario del día del nacimiento me parece un regalo malísimo. Y, encima, si el cumpleaños del pibe es el 25 de diciembre, hasta tal vez el viejo se lo quiera colar también como regalo de Navidad. Cumple 26 años (nació en el 84) y ya debe haber sufrido bastante de chico por ligar una sóla vez (combo Navidad + cumpleaños). Me parece que se merece algo mejor...
2. Un error conceptual: Los diarios se producen el día anterior y tienen las noticias de lo que aconteció ayer. O sea, el diario de hoy, lunes, cuenta lo que pasó el domingo. Por eso, el diario del día del nacimiento tiene las noticias del día anterior al natalicio. Y la idea de regalar ese diario es saber qué estaba pasando en el mundo mientras uno llegaba a él, ¿no? Habría que aclarar entonces que por más de que el diario se haya publicado ese día, lo que cuentan los titulares es información vieja. O, mejor aún, regalar el diario del día después del naciimiento. Ese sí tiene las noticias del día 0 de la vida de una persona.