Sí, sucedió aquí. La versión paulista de un peso para la birra es un poco menos patética. No quise profundizar y no pude averiguar si el mendigo usó su colecta para tomarse un cafecito en un bar mientras leía la última novela de Paulo Coelho o si efectivamente lo gastó en alcohol, pero de entrada el encare me pareció mucho más simpático,
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