Dejé pasar algunos días para poder procesarlo y decirlo acá. No me había puesto triste nunca por la partida (prematura) de algún músico que escuché y admiré hasta ese miércoles maldito de la semana pasada. Se ha escrito tanto que no me queda mucho por comentar. Ni pedazos de letras por copiar, ni experiencias por comentar, ni carnet de fan por sacar a relucir. Cualquier cosa así sería inerte, sinsentido.
Pensé por un momento que nos haría caso y se quedaría un rato más.
Lo que más lamento es que no va a poder concretarse la escena que alguna vez imaginé. Una imagen muy egoísta que ya no va a poder ser. La de un padre que camina de la mano con su hijo por la calle de algún barrio: Belgrano, Villa Urquiza, Martínez tal vez, o algún pueblo de Brasil con playa también puede ser. En la heladería donde frenan a tomar un helado hay un hombre ya grande, un abuelo retirado que sacó a pasear a sus nietos. El padre, al verlo le dice a su hijo, que por su corta edad no conoce la timidez: "Andá a saludar a ese señor que está ahí: no le gusta que lo acosen ni que lo idolatren, pero es el mejor artista que tuvimos en el país. Se llama Luis Alberto Spinetta. Le dicen El Flaco. Es músico, guitarrista, cantante, poeta y además una gran persona. Sus canciones nos emocionan. Andá y decíselo."
El mejor músico del país en este momento está en una cama y cuando se despierte y sepa que su ídolo murió, no lo va a poder creer...
ResponderEliminarSiempre se van los buenos. Hay cada uno dando vueltas...
Uf, no sólo del país, yo no conozco en el mundo nadie como el Flaco. Hay muchos grandes artistas, pero Spineta hay uno solo.
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