Víctima del marketing perverso al cual nos somete la manzanita, sucumbí ante la tentación para dejar de sentir la insoportable necesidad de tenerlo. Cliqueé, pedí, compré y pagué (pagaré, en realidad).
Impulso, frivolidad, arrepentiemiento también.
Me gustó disfrutar de la experiencia de compra.
Para que se entienda lo que cuento tengo que mostrar-muy a mi pesar- la foto del unboxing. Acá va:
¿Tiene jueguitos?
ResponderEliminarNo tiene el de la viborita
ResponderEliminarNo tiene el de la viborita
ResponderEliminarhay ella tiene iphone
ResponderEliminarte lo compraste, y está bárbaro...descrucificate y disfrutalo sin pecado! que católico arrepentimiento!
ResponderEliminarBuscaras confesionario online en el AppStore?